El dinero dónde más seguro está es bajo tierra. Y no en las cajas fuertes de los bancos, sobre todo si se trata de dinero ilegal.

Así, al menos, lo creían Antònia Ordinas y su mujer, la soprano Isabel Rosselló. Ambas están en prisión por el nuevo caso de corrupción política que salpica al consorcio de Desarrollo Económico de Balears del anterior Govern. Las dos mujeres, que supuestamente han amasado una fortuna malversando dinero público, guardaban unos 200.000 euros en metálico enterrado en el jardín de su lujosa casa de Pórtol. El dinero estaba enterrado entre flores y hortalizas, en un terreno ubicado cerca de la entrada de la casa.

La ex gerente del Consorcio de Desarrollo Económico de las Illes Balears (CDEIB) y su esposa decidieron colaborar con la justicia. Y lo hicieron contando su versión de la trama, en la que reconocen que cobraban comisiones. Las pruebas y los testimonios que se habían reunido hasta el momento eran tan contundentes que poco margen daba a la defensa, salvo el de mostrar que sus clientas están dispuestas a colaborar para contarlo todo.

Por ello, y por consejo de su abogado Eduardo Valdivia, las dos mujeres habían decidido indicar a la Policía el escondite dónde guardaban el dinero, que procede de las comisiones ilegales que habían ido cobrando en los últimos cuatro años. El viernes por la noche ya comunicaron que lo guardaban escondido en el jardín, enterrado bajo un palmo de tierra. Pero como no era cuestión de levantar todo el jardín, lo mejor era que fueran ellas mismas las que dijeran el lugar exacto dónde habían situado ese escondite. Por ello ayer, sobre las cuatro de la tarde, las dos mujeres fueron trasladadas de la prisión al juzgado. Cada una iba en un coche camuflado, acompañadas por los policías del Grupo de Delincuencia Económica. En el juzgado de guardia les esperaba su abogado y el fiscal anticorrupción Pedro Horrach.

Ambas mujeres presentaban un aspecto sereno. Iban vestidas con las mismas ropas que llevaban el día de su detención. Entraron en los calabozos, pero poco después fueron llevadas a un despacho. Entraron juntas. Se redactó un acta judicial dónde se especificaba que voluntariamente habían decidido señalar el lugar dónde tenían enterrado el dinero.

Una vez concluido este trámite judicial la pareja montó en un coche. Una comitiva de vehículos se dirigió hacia Pòrtol, en concreto al chalet del matrimonio Ordinas-Rosselló.

Al traspasar la barrera el perro de la pareja, que llevaba cinco días sin ver a sus dueñas, salió a su encuentro. Ordinas lo cogió y lo colocó sobre su hombro. Y como no era cuestión de perder tiempo, fue la ex gerente del CDEIB quien señaló con el dedo el lugar exacto dónde estaba enterrado el dinero. Un policía agarró una pala y cavó. Le ayudó el abogado. Pronto apareció el dinero. Estaba enterrado, pero no a mucha profundidad. Un policía sacó una bolsa de basura que guardaba documentos y una caja metálica de Colacao de color rojo. Ni Ordinas ni su esposa se inmutaron.

Bajo la supervisión de la secretaria del juzgado se procedió después al recuento del dinero. La comitiva judicial buscó refugió en la casa y se situó bajo en el porche. Se contaron los billetes uno por uno. En total, unos 200.000 euros en metálico, repartidos en distintos billetes. Pero además guardaban otros documentos. Había hojas manuscritas donde figuraban nombres y cantidades. Se supone que se trata de las anotaciones de las personas que les iban pagando comisiones a cambio de recibir contrataciones para realizar trabajos a favor del Govern.

Más tarde comenzó el largo interrogatorio de Ordinas. La mujer no quiso declarar el pasado jueves cuando fue presentada ante el juez, pero tras pasar dos días en prisión ´recobró´ la memoria. Durante cerca de tres horas fue contando al fiscal la trama que había montado alrededor del consorcio público. Reconoció que exigía el pago de comisiones a los empresarios que contrataba para realizar proyectos para la empresa del Govern. La declaración forma parte del secreto de sumario que rodea este caso, si bien no se descarta que las palabras de Ordinas posibiliten más detenciones y que el caso apunte hacía personajes que tenían una responsabilidad más elevada dentro de la conselleria.

Su mujer, la soprano Rosselló, también declaró ante la jueza del caso y el fiscal. Ratificó las mismas palabras que su esposa.