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Disfunciones informáticas

Los juzgados de lo contencioso, al borde del colapso por la informática

Programas que se cuelgan, sistemas de notificación bloqueados y carencias de impresoras y escáneres lastran el trabajo

Equipos informáticos, en un juzgado de guardia de Palma. F.A.

Las disfunciones informáticas en la Justicia insular no afectan solo a los juzgados penales o a la fiscalía, los juzgados de lo contencioso-administrativo de Palma se hallan al borde del colapso desde que en julio se aplicó el protocolo de "papel cero", según han denunciado funcionarios de esa jurisdicción. Programas informáticos que se cuelgan o van lentísimos, sistemas de notificación a las partes colapsados y carencias de impresoras o escáneres son algunas de las deficiencias de estas oficinas judiciales.

El plan de papel cero se implantó en la jurisdicción contencioso-administrativa el pasado julio, y desde entonces la marcha de los juzgados se ha ralentizado y el trabajo diario de funcionarios, jueces y secretarios se ha convertido en una odisea.

El principal obstáculo es el programa informático Minerva, que se usa para la gestión procesal (tramitación). Este programa sufre continuos parones, que impiden materialmente trabajar al personal.

Los afectados se ven obligados a pedir ayuda a un centro de asistencia telemática del Ministerio de Justicia radicado en Madrid y que muy pocas veces resuelve las incidencias.

"Cuando el Minerva va -explica una funcionaria- trabajar es una aventura porque, por ejemplo, para mandar a la secretaria un escrito para que lo firme digitalmente tarda un cuarto de hora y la secretaria tarda otro cuarto de hora en poder firmarlo".

Al desaparecer el papel, secretarios y jueces rubrican los escritos con un código digital y cada firma es un mundo.

La jurisdicción también sufre los problemas comunes a toda la Justicia balear: el colapso y las frecuentes averías de Lexnet, el sistema de notificaciones procesales.

"Si quieres usar Lexnet por la mañana no puedes porque está colapsado o no funciona y si esperas por la tarde, entre las 14 y las 15,30 todo el mundo está notificando y tampoco puedes usarlo", añade la trabajadora pública.

Los funcionarios tratan de obviar los obstáculos yendo a trabajar por las tardes, pero a esas horas los informáticos suelen estar actualizando o haciendo tareas de mantenimiento en los programas y los ordenadores tampoco rinden.

El hecho de tener que compartir impresoras y escáneres entre varios trabajadores complica el sacar adelante el trabajo. Todavía siguen llegando a los juzgados expedientes en papel, muchos de ellos muy voluminosos. Su procesamiento es lento y farragoso.

La orden a las administraciones es que remitan los expedientes en discos compactos, pero los problemas surgen cuando los programas de Justicia no logran abrir esos archivos.

También hay una disfunción de salida y es que los expedientes son demasiado pesados para la memoria de los ordenadores.

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