Opinión | TRIBUNA

Agua para la agricultura

Agricultura de regadío

Agricultura de regadío / Agencias

Esta semana participé en la mesa redonda del Club Diario de Mallorca y organizada por APAEMA sobre el tema de «Agua y Agricultura». Aprovechando la ocasión y a poco de comenzar la campaña de riego de 2024, aprovecho para recordar las bases de lo que constituyen la política sobre regadíos que impulsamos desde la Consellería de Agricultura.

Primera premisa. En un contexto de cambio climático y en un entorno mediterráneo insular, cualquier sector económico, también el agrario, debe ser consciente y hacer un esfuerzo por mitigar, su impacto sobre el cambio climático. Pero en el caso del sector agrario, el esfuerzo mayor del que depende su supervivencia está en la adaptación. Hoy por hoy desde la Conselleria, dedicamos un porcentaje muy elevado de nuestro trabajo cotidiano en este objetivo. Por ejemplo, cuando hacemos la revisión del «Código de Buenas Prácticas Agrícolas» cuya versión actual es del año 2000 es evidente que la intención es acomodarlo a la realidad de cambio climático. Revisamos las actuaciones subvencionables de restructuración y reconversión de viñedos porque sabemos que hay determinadas prácticas en el viñedo que contribuyen mejor a su adaptación. El IRFAP pone en marcha parcelas de investigación con nuevos forrajes que resisten mejor el estrés hídrico y que funcionan bien con riego deficitario por la misma razón.

En segundo lugar. La Agricultura necesita AGUA. Podemos apoyar la modernización de los regadíos, la eficiencia y ahorro del uso del agua, el riego deficitario e incluso apoyar ciertos cultivos de secano, pero para producir alimentos se necesita agua. Hay cultivos de alto valor económico y social como los hortícolas que evidentemente no crecen su agua, pero es que, cultivos tradicionalmente de secano como el olivar o la viña, en este momento y de forma general, también necesitan aportes extras de agua. En este sentido, la Consellería, pero también la sociedad y el resto del Govern debe tener presente que vamos a tener que empezar a hablar de la competencia que existe por el uso del agua entre sectores económicos. El porcentaje de recursos hídricos destinados a agricultura y ganadería ha ido disminuyendo y en este momento, el sector agrario consume solo el 24,9%. Si queremos tener agricultura, deberíamos hablar de la necesidad de establecer una reserva estratégica de agua para la agricultura. Yo propongo no bajar del 25% del agua disponible.

En tercer lugar. El regadío como sistema de producción es importante para la agricultura. Me preocupa mucho la demonización permanente que se hace desde determinados sectores, de la agricultura de regadío. Los análisis realizados por el servicio de prospecciones y estadística del MAPA muestran como el regadío, para cualquier Orientación Técnico-Económica, supone un incremento medio del 55% del Valor Añadido Neto por Explotación. En términos de empleo, el regadío incrementa la intensidad del empleo de media en un 53% en todos los subsectores productivos. En términos de renta agraria, el regadío supone aumentos de un 66% para el viñedo, o un 40% para el olivar. Pero en Islas Baleares, la superficie de regadío es de 12.342 ha lo que supone un raquítico 7,8% del total. Las estimaciones de las necesidades de agua que hacemos desde Agricultura para cubrir bien la superficie actual de riego son 57,851 hm3. Mientras que los recursos hídricos disponibles son de 327,61 hm3. Conclusión. Nosotros tenemos margen para ampliar regadío y para consolidar el existente. No podemos renunciar a ello.

En cuarto lugar. Sin olvidar la importancia del agua de riego procedente de pozos, la apuesta de la Consellería es por el regadío a partir de fuentes no convencionales. Básicamente hablo de aguas regeneradas. Teniendo en cuenta solo los efluentes que cumplen con unas condiciones de calidad mínimas, la disponibilidad de agua regenerada es del entorno de 74,5 Hm3. Si consideramos solo aquellas que tienen una salinidad inferior a 1000 mg/lt de cloruros, esta se reduce a 61 hm3. Pero para que podamos utilizar esta agua de forma planificada hay condiciones que deben cumplirse. Una EDAR que nos aporte un agua de calidad suficiente de forma constante y con una salinidad inferior a los 1.500 mg/l de ion cloruro. Entidades Locales que apliquen las ordenanzas de vertidos para mantener la calidad del agua. Necesitamos comunidades de regantes que asuman su papel de autoridad de derecho público a la hora de vigilar y controlar el uso del agua por parte de los regantes. Necesitamos una estructura pública de planificación y gestión del agua de regadío encargada de ejecutar proyectos y subrogarse en las obligaciones de las comunidades de regantes. Necesitamos una tramitación de las concesiones de aguas regeneradas ágil y resolutiva que nos permita avanzar con la ejecución de los proyectos al ritmo de la disponibilidad de los fondos. Sin todo esto, no solo caerá la Estrategia de Aprovechamiento y Optimización de Aguas Regeneradas para el Regadío, «hará aguas» las tres premisas iniciales de este mismo artículo.