Un paseo por los restaurantes y comercios de las inmediaciones del puente elevado de Porto Cristo basta para saber que, aunque se muerdan la lengua ante un bloc de notas y una cámara de fotos, sus propietarios ven con buenos ojos el último auto del Tribunal Superior de Justicia de las Balears (TSJB), que obliga al ayuntamiento de Manacor a demoler por completo la millonaria obra antes del próximo mes de diciembre.

Pese a ello, sus declaraciones ´oficiales´ también son diáfanas: "El puente no era necesario. Era más urgente limpiar de suciedad toda esta zona y quizás elevar un poco el puente antiguo para aumentar los amarres para pequeños pescadores. Además es un peligro para los viandantes, porque las aceras se estrechan como un embudo", recordaban ayer Toni y Llorenç Pascual, sentados en la terraza vacía de su restaurante Cap des Toi. "Antes esto estaba lleno de ciclistas que se detenían para descansar y tomar algo. Nos hemos quedado aislados, sin que la obra haya aportado un beneficio", remarcaba Antonio Lara, de la pizzería Es Tamarell.

Incluso hay opiniones más expresivas: "No nos gusta nada. Provoca polvo y ruidos y para el negocio es fatal", subrayaba la propietaria del restaurante chino Golden Bay, Chun Hua Shan. "Hemos tenido que instalar toldos porque el puente pasa por encima del negocio y la gente que pasa por él nos tira colillas o botellas", añade.

"Su estética es horrible. Si finalmente la Justicia lo tira abajo, tampoco pasará nada. Yo lo vería bien", señalaba el repartidor de vinos, Manuel Sánchez. Pero también hay versiones a favor: "Es un bien para el pueblo", decía el albañil Jesús Morilla, que no cree que el puente sea ilegal: "Está bien hecho. Los vecinos ya recibirán sus indemnizaciones". El Consistorio, por su parte, interpondrá un recurso de súplica, porque según su alcalde Antoni Pastor "la sentencia no se basa en hechos, sino en un peritaje realizado por el que ahora es conseller de Vivienda, Jaume Carbonero".