­"En Manacor siempre tienes que ir mirando por donde pisas". Este es un consejo muy coincidente entre la ciudadanía de la capital del Llevant. En el pleno del pasado lunes, el pacto PP-AIPC reconoció el problema de los numerosos y frecuentes excrementos de perro en distintos espacios públicos. El PSOE, en la oposición, recriminó que pese a la aprobación de la ordenanza cívica en 2007 "no se ha avanzado demasiado de cara a un municipio más limpio y agradable". Los gobernantes se defendieron detallando que estos años se ha reforzado la colocación de papeleras especiales para las heces de los canes, y anunciaron una próxima campaña informativa mediante trípticos para concienciar a los residentes y la presencia de policías locales vestidos de paisano para controlar determinados lugares y vigilar si los dueños de perro recogen las deposiciones animales y proceder a multarles en caso de no respetar la ordenanza.

Na Capellera es la barriada en la que los vecinos denuncian mayor abundancia de excrementos. También hay bastantes quejas en zonas como na Camel·la, el Passeig del Ferrocarril, las rondas, avenidas, múltiples plazas e incluso el parque. La crítica no es del 100% de los habitantes. Aunque sean clara minoría, hay personas que sostienen que de cada vez hay menos excrementos de perro y ha calado el mensaje de tener que ser responsables todos por el bien común. El servicio general de limpieza urbana, de merecer nota lograría entre un suficiente y un bien "ya que siempre es mejorable".

Aspectos negativos: la "falta de más papeleras, ceniceros y dispensadores de bolsas", la proliferación de "malas hierbas", la "mala imagen y los riesgos de edificios deteriorados o abandonados".