En 1984 se ponía la primera piedra del polígono industrial de herreros y carpinteros de Manacor. Ésa era la denominación oficial que se dio a unos terrenos situados en la entrada de la ciudad desde Palma. Los siguientes seis años fueron de desarrollo continuado: Un parque de bomberos, diversas fábricas de perlas, concesionarios de coches y almacenes de maderas pronto coparon casi todo el espacio. Más de 20 años después, poco o nada ha cambiado, y de los cinco nuevos polígonos previstos en las normas urbanísticas, sólo uno, el agroalimentario, está a punto para desarrollarse.

Los que esperan

Los terrenos paralizados se extienden a lo largo de la llamada vía Palma. El primero, que es una continuación del actual, aunque además ofrecería la posibilidad de que se instalasen empresas de servicios, cuenta con dos fases programadas. La primera, desde la actual fábrica de perlas Majorica hasta la de Olivart, con una anchura que llegaría hasta las vías del tren. Y una segunda que ensancharía el polígono de los años 80 en unos cien metros y hasta las canteras de Son Jaume Andreu (no incluidas). Está planificado dentro de Plan de Ordenación Urbana (PGOU), pendiente aún de aprobación.

El segundo polígono en espera es el que se situaría entre la subestación de Endesa e iría hasta las inmediaciones del Hiper Manacor, unos terrenos que el Institut d´Innovació Empresarial (IDI) intentó gestionar hace algo más de un año para abaratar el precio del suelo, pero que ha acabado en manos privadas. "Lo intentamos y no hubo un acuerdo firme. Ahora son malos tiempos para emprender nuevos proyectos, es comprensible", tal como señala el responsable del IDI en la comarca y regidor del Ayuntamiento, Sebastià Gaià.

Un tercer polígono de servicios es el programado en los terrenos situados tras la residencia de la tercera edad, continuando en sentido Artà hasta el hospital comarcal. Era en principio el proyecto más consolidado; de hecho, en 2008 los propietarios de los solares presentaron al Consistorio un proyecto de urbanización. Pero cuando todo estaba atado, la normativa que obligaba a la junta de compensación a ceder el 10% de la superficie a la administración municipal, cambió y pasó a ser un porcentaje del 15% neto. "Los promotores impugnaron judicialmente la decisión", recuerda el concejal de Urbanismo, Bernat Amer.

Finalmente, el cuarto en el limbo es el de Porto Cristo, grafiado junto al instituto y que está pendiente de que Endesa permita a la junta de distrito del núcleo costero crear una nueva subestación que le dé suministro eléctrico, y evitar una conexión costosa con la situada en Sa Coma, en el término municipal de Sant Llorenç y a unos diez kilómetros.

El que sí puede comenzar a desarrollarse con normalidad es el polígono agroalimentario de la carretera de Felanitx, existente desde hace más de diez años en situación irregular, de escasas dimensiones y sin electricidad permitida, salvo la generada por alternadoras. Ahora, aprobado el plan parcial e inscritos los terrenos en el registro municipal, ya sólo resta la expropiación de algunos espacios que completen el conjunto, que llegaría hasta el nuevo punto verde de reciclaje.

"Estamos indefensos"

El presidente de la asociación del Metal de la comarca y uno de los pioneros del polígono actual, Domingo Martí, es contundente: "No podemos entender que en tiempos de crisis el 20% de las naves construidas estén buscando arrendatario y haya aún solares a la venta, y el ayuntamiento de Manacor impida el establecimiento de nuevos negocios en ellos. Estamos indefensos y ahogados. No pedimos un polígono a la carta, sólo una evolución en la normativa". El problema radica en que, según el planeamiento urbanístico local, no es una zona de servicios sino puramente industrial, lo que impide la instalación de grandes superficies, gimnasios, restaurante o multicines.