­Antoni Mesquida Amengual, también conocido como ´Toni de Can Monjo´, es uno de los socios de la alfarería más antigua que actualmente funciona en Pòrtol, la de Can Vent. Además, Mesquida es descendiente por parte de abuela de Can Monjo, otra alfarería histórica que en la actualidad ya no ejerce su actividad, y de Can Vent, por parte de abuelo. Ambas familias son de las más antiguas de la isla dedicadas al mundo de la alfarería. Las dos ollerías ya están datadas a principios del siglo XIX. La de Can Monjo está fechada en el año 1827, mientras que la de Can Vent se abrió diez años más tarde, en 1837. Y todavía perdura en nuestros días. Antoni hizo sus primeros pinitos con el barro a la edad de nueve años, para incorporarse de manera definitiva al mundo de la alfarería como profesional a los catorce años.

—¿Cuáles son los principales objetos que fabrican en la alfarería de Can Vent?

­­—Desde siempre nos hemos dedicado a la elaboración de objetos de cocina, como las ollas, ´greixoneres´, vasos y tazas, así como a objetos de decoración, como por ejemplo platos decorados para colgar.

—¿Existe alguna pieza que debido a motivos relacionados con la falta de demanda hayan dejado de confeccionar en la alfarería?

—No, no hemos dejado de fabricar ninguna pieza, sino que hemos tenido que adaptar la fabricación de algunos elementos a la demanda actual, como por ejemplo la ´jerra amb bec´, que estaba muy solicitada por los clientes, y sobre todo en tiempos de ´matances´. Como actualmente prácticamente no se hacen ´matances´ en la isla, si hace años elaborábamos mil de estas piezas, actualmente hacemos únicamente un centenar de jarras.

—¿Han notado que la gente compra menos en la actualidad?

—No, ya que al dedicarnos a utensilios de cocina como ´greixoneres´, ollas o jarras, son piezas que se siguen utilizando en las casas. Es cierto que lo que sí ha perjudicado al sector son los utensilios modernos, como la olla a presión o la vitrocerámica. Pero la gente, principalmente de los pueblos de la isla, sigue adquiriendo los utensilios de barro que ha habido toda la vida.

—¿La Fira de Fang, que se inaugura el próximo fin de semana en Marratxí, les pemitido darse a conocer al público de toda Mallorca?

—La Fira de Fang fue un acierto del ayuntamiento de Marratxí, y la verdad es que ha servido para promocionar y dar a conocer las alfarerías de Pòrtol, y del resto de núcleos de población de Marratxí, sobre todo entre las personas que han venido de fuera de Mallorca, principalmente los extranjeros.

—¿Cree que la Fira de Fang ha potenciado las visitas a la alfarería?.

—Sí, ya que muchos visitantes de la Fira, si al final deciden no comprar nada en su visita al recinto ferial, suelen pasar por la alfarería en algún momento del año para adquirir algún producto necesario para su cocina.

—¿La actual crisis económica les ha afectado?.

—Al estar dedicados principalmente a utensilios de cocina, nos ha afectado menos. Los hoteles y restaurantes que nos efectuaban los encargos siguen igual, es decir, que en este terreno mantenemos la clientela fija. En lo que sí nos ha afectado la crisis es en el hecho de ganar nuevos clientes, ya que antes venía gente que tenía un restaurante, hotel o cafetería, y nos hacía encargos, pero hoy en día, esto no sucede. Afortunadamente, los clientes de hoteles y restaurantes de toda la vida aún siguen efectuándonos los encargos.

—¿Y los particulares, vienen igual que antes?

—La visita de gente particular también ha registrado un descenso, al igual que sus compras. Ahora únicamente compran lo necesario, o acuden a la alfarería para reponer alguna pieza que se les haya roto.