La Rua de Inca no decepcionó ni a participantes ni a espectadores. Realmente fue multitudinaria. Contó con 37 carrozas y otras tantas comparsas. Pero además de eso fueron miles los espectadores que se repartieron a lo largo de todo el recorrido para ver las propuestas; imaginativas, en ocasiones; jocosas o irónicas, en otras.

El sol lució y dio luz y esplendor a la fiesta. No las tenía todas consigo la organización por la mañana, pues negros nubarrones estaban posados sobre la ciudad y no se movían. De vez en cuando dejaban caer un chirimiri que encendía la alarma. El alcalde, Rafel Torres, avisó a los participantes de que si no se podía celebrar el desfile efectuasen una fotografía a su carroza y el Ayuntamiento les abonaría la subvención. Muchos agradecieron el detalle pero , por suerte, no fue preciso.

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La concentración se inició a las 17 horas en la plaza del Bestiar, la de la Font y en sus alrededores. A las 18 comenzó la Rua embocando la calle Rentadors, donde ya se había situado mucho público.

Poco a poco fueron desfilando todas las carrozas entre las que se intercalaban las comparsas.

Hubo algunas propuestas muy originales como la de un grupo que recreaba la elaboración de las conocidas galletas de Inca. Se disfrazaron de expositores y también de grandes galletas.

Los disfraces clásicos fueron mayoritarios; vaqueros, duendes, bailarinas y otros similares se vieron por doquier.

Se notó también la crisis pues hubo varias comparsas que aprovecharon los disfraces de la Rueta para repetir tema en la Rua. Otros no dudaron en reciclar los disfraces de hace unos años y con unos retoques hacer una variación. Así un montaje que recreaba al grupo Boney M recordaba mucho a otro que desfiló hace unos años inspirado en la música disco. Hubo también lugar para la parodia con carrozas con nombres tan significativos como La taberna de ZP o Duende está el bote de Colacao.

La Unió Musical Inquera volvió a ser el alma de la fiesta. Esta vez sus integrantes se disfrazaron de bebes luciendo unos voluminosos pañales. Como no podía ser de otra forma, y a petición insiste del público, tuvo que repetir varias veces su particular versión de canción la manguera.