"Para meditar, reflexionar o serenar los sentimientos. Renovar el sentido de la vida o interiorizar, buscar respuestas, interpretar el camino, y el día a día, con la mirada de Dios, dejarse ayudar por quien siempre nos acompaña y tiene un designio de amor para cada uno. Para perdonar, pedir perdón, respetar, reencontrar el mensaje de Jesús, disfrutar de la soledad y la paz, leer un libro, estar en silencio o escuchar música. Para pasar el rato y gozar del paisaje, con vistas incluso de las siluetas de Cabrera y Eivissa, ayudar aportando tu experiencia, escuchar y ser escuchado, compartir, intercambiar impresiones". Para todo esto y más puede servir una visita a la Casa d´Espiritualitat Sant Honorat, en el Puig de Randa, gestionada desde 1890 por los Misioneros de los Sagrados Corazones.

En este privilegiado enclave natural perteneciente al municipio de Algaida (al igual que el santuario de la cima, el de Cura, en cambio el inferior, Gràcia, está en Llucmajor) empezaron oficialmente a mediados del pasado siglo los cursillos de cristiandad. Propiedad de la iglesia mallorquina, la Casa d´Espiritualitat Sant Honorat es llevada por los misiones Daniel de Yzaguirre, Miquel Lliteres y el hermano Juan Planissi, que también atienden la parroquia de Randa y echan una mano a otras iglesias vecinas.

En este espacio se combina el retiro con el acompañamiento. Se organizan a su vez ejercicios y seminarios. Cada viernes se celebra la Lectio Divina, de 18 a 19 horas, agradeciendo que se informe de la asistencia previo aviso telefónico. Desde hace tiempo vienen acudiendo grupos de retiros católicos (monjas, catequistas...), reiki, taichi, budistas, yoga-ayurveda, chinos católicos en la isla, psicólogos, etc. El abanico de visitantes es realmente amplio. Sin ir más lejos, el pasado Jueves Santo acudieron medio centenar de evangélicos luteranos alemanes residentes en Mallorca. También ha sido, en varias ocasiones, punto de confraternización y hermandad de distintas religiones.

Previo diálogo con las parroquias y habiendo circunstancias especiales, a veces se celebran primeras comuniones y bodas. El recinto cuenta con unas quince plazas, disponibles para aquellas personas que vienen a participar de los retiros, ejercicios o cursos, y que necesitan quedarse. La comunidad abre sus puertas, y se dialoga sobre el donativo voluntario. El viejo comedor de los ermitaños fue después comedor del noviciado y ahora, de la Casa d´Espiritualitat.

Gaspar Munar informa en su libro La muntanya dels tres santuaris, que Arnau Desbrull, tras casi treinta años de vivir en el Puig de Randa, en 1394 pidió al obispo de Mallorca, Lluís de Prades, licencia para edificar una capilla con altar y campana bajo la invocación de Sant Honorat, en la cual se pudiera celebrar la santa misa y otros divinos oficios. Le concedieron la licencia solicitada. "Con muy buen acierto escogió la parte más resguardada de los vientos de tramuntana y mestral, como un balcón del cielo sobre la tierra". La iglesia de Sant Honorat, la primera del Puig, fue bendecida en 1397, según reza una lápida (posiblemente único resto del inmueble original que se conserva). Antaño, la imagen del Sant Crist dels Ermitans gozó de gran devoción por parte de los fieles, quienes se golpeaban el pecho ante ella con la creencia de que así se borraban los pecados. Durante muchos años no hubo ermitaños. Las obras de la iglesia actual se culminaron en 1661.