Un repintado rápido y no muy pulcro, de esta forma se podría definir el enésimo acto que tiene al único toro de Osborne que queda en las islas como protagonista. Y es que tras el arco iris con connotaciones homosexuales, la oscuridad del Círculo Balear y las asociaciones protaurinas y las flores primaverales de este miércoles, ayer de nuevo la silueta situada en la carretera que va de Palma a Manacor (a la altura de Algaida) volvía a vestirse de negro. Eso sí, la nueva capa no logra tapar del todo las flores rojiblancas, que todavía se trasparentan. Un cubo de pintura negra dejado a pocos metros frente al astado demuestra que este último acto de restitución llevado a cabo, ha tenido que ser rápido e improvisado.