­Catorce años después de ser desalojado por una moción de censura, la falta ayer de mayoría absoluta posibilitó que el candidato más votado el 22-M, Miquel Cifre, de la coalición Suma pel Canvi (PSOE+Independents), fuera investido de nuevo alcalde, aunque en minoría (6 concejales). En sus primeras palabras, aseguró que ni él ni su equipo tendrán "ningún ánimo de revancha". Eso sí, lanzó una dura advertencia para especuladores y poderes fácticos: "Nos preocupa que las aves de rapiña vuelvan a revoletear por encima de este territorio, como carroñeras, pero aquí nos encontrarán, en la defensa de los intereses de todos".

Cifre –que recordó que dimitirá a los dos años para que le suceda el número 2, Antoni Reus, tal y como tienen pactado– manifestó que "el legado de Joan Mascaró i Fornés", intelectual de reconocido prestigio internacional y oriundo del pueblo, "presidirá" sus formas de hacer política.

El alcalde saliente, Martí Àngel Torres, lamentó que le faltara un solo concejal para revalidar en el cargo. La mayoría absoluta son 9 ediles, y él ayer tuvo los 5 votos de su partido, el PP, y los tres de sus socios, Can Picafort Unit (CPU). "Me voy tranquilo y satisfecho de cómo hemos hecho las cosas", afirmó, tildando la elección de Cifre de "legitimada por la ley, pero no por la mayoría de los ciudadanos". En este sentido, Torres protestó con números por la pérdida de la alcaldía: "2.522 votantes, el 48% de los electores, quieren el PP en la alcaldía de Santa Margalida", apuntó sumando sus votos más los de CPU, frente a "un alcalde legítimo –insistió por Cifre– pero con "1.721 votos y el 32% del porcentaje. Tenemos 791 votos de diferencia con la izquierda", dijo. "Aun así, no ha sido posible hacer equipo de gobierno", de modo que "empieza un nuevo ciclo" en la oposición. Torres resaltó que su mayor alegría es "haber podido cambiar esta legislatura la imagen política" del municipio, tradicionalmente salpicado de escándalos, y confía "que entre todos, la mantendremos".

El líder del PP concluyó así: "Hoy no hablaremos de si pactos encubiertos o no, el tiempo ya nos lo dirá". Aludía veladamente al acuerdo de gobernabilidad que Cifre trata de cerrar ahora con Joan Monjo, de Convergència per les Illes, cuyos tres votos le darían la mayoría absoluta para gobernar con soltura. "No somos ilusos, en política se necesitan mayorías", le replicó Cifre a Torres. "Conseguiremos conformar una mayoría fuerte de gobierno", le espetó.

El nuevo alcalde respondió a las críticas de su antecesor: "La democracia es alternancia", y "la gente de Santa Margalida ha querido que Suma pel Canvi fuera la candidatura más votada, y por eso tenemos la alcaldía".

El discurso de los portavoces

Por su parte, Joan Monjo fue al grano: "El pueblo habló el 22-M, mantuvo la confianza en la izquierda; la derecha perdió; y aumentó la confianza en nosotros, el centro, con un 74% más de votos y un nuevo concejal". Convergència se considera la gran triunfadora de las elecciones, al haber arrebatado la histórica mayoría a los populares y picaforters. Sobre futuros acuerdos, Monjo dijo que actuará "con voluntad y sentido común, de acuerdo con los que nos han dado su confianza".

El candidato de CPU, Jaume Malberti, que se estrena, anunció que su grupo hará "una oposición constructiva, mirando siempre por el interés del municipio", mientras que Reus, portavoz de Suma, celebró que haya sido posible "un cambio con transparencia" y por "la austeridad y la participación ciudadana".