El ayuntamiento de Lloseta espera que el próximo fin de semana entre en funcionamiento la piscina municipal al aire libre después de los problemas de fuga de agua que se habían detectado. En este sentido, la regidora responsable del área deportiva municipal, María Alemany, manifestó ayer que se está trabajando en los últimos detalles para comprobar a través de los tubos de alimentación de agua si las fugas se han eliminado definitivamente. Durante la época estival, esta piscina tiene una media de 500 usuarios cada día.

Durante estos últimos veranos se han detectado problemas de fuga de agua en la piscina municipal. Especialmente problemático fue el verano pasado, cuando el Ayuntamiento llegó a gastar 12.000 euros en consumo de agua por la fuga de unas 120.000 toneladas de líquido.

Los técnicos intentaron localizar, sin conseguirlo, estas fugas. En un principio se pensó que el origen del problema estaba en las ventanas sumergidas que contenían los focos que iluminaban la piscina. Cuando fueron clausuradas dichas ventanillas, se comprobó que no hubo ningún resultado positivo.

El Consistorio analizó entonces en la posibilidad de construir otra piscina dentro del mismo recinto pero su coste, unos 300.000 euros, era insostenible para las arcas municipales. La piscina fue construida con ayudas del Consell en 1992 con un coste de 44 millones de pesetas.

Ante tal situación, el Ayuntamiento contrató a una empresa especialista que inyectó un gas en la red de tuberías que rodean la piscina y que suministraban agua al recinto. Con dicha operación se localizaron siete fugas importantes de agua con algunas tuberías completamente rotas. El líquido que se iba filtrando no era percibido desde el exterior ya que la piscina está construida en terreno montañoso y el agua se filtraba entre las piedras. Esta intervención habrá costado cerca de 6.000 euros.