El pueblo de Ariany se vistió de gala el pasado sábado con motivo de su octava Fira Nocturna, con marcada vocación folclórica, gastronómica, artesanal y volcada en la empresa local. La ´invasión´ de visitantes se tradujo también en cierta saturación de coches y algunos problemas para hallar aparcamiento.

La feria arianyera volvió a tener su brillante foco de protagonismo en la Trobada folklòrica de música i ball de bot, que cumplía su tercera edición. En el cartel figuraban la Escola de Ball de Bot d´Ariany (que hacía su debut-presentación pública), la de Santa Margalida, Rondalla del Pla, Estol Porrerenc, la Agrupació Puig de Bonany y ballada oberta con es Revetlers.

Asimismo, registró bastante público la exposición colectiva de pintura de Gelabert Niell y Jordi Aguilar, en el Casal de Cultura Son Ciurana. Un año más, la implicación de asociaciones, empresas, colectivos y particulares fue la nota reinante de la festiva velada. Se involucraron los jóvenes y quintos, Segona Edat, mayores, parroquia (venta de buñuelos pro obras de mejora del tejado), la nueva e infernal asociación de dimonis Foc i Fum, etc. El restaurante ses Torres repitió éxito gastronómico, si bien este año hubo récord de puestos de comida. Respecto a empresas, llamaron la atención los nuevos aceites con Denominación de Origen de es Pujolet y Son Guillot.

Por otra parte, el pasado fin de semana se celebraron las fiestas populares de Platges de Muro. Destacó la Fira Nocturna, menos concurrida que anteriores ediciones tanto por visitantes como por expositores. Entre las novedades presentadas resalta una degustación de cocktails, con una recreación de zona chill-out incluida, o la ruta taplatja, con la participación de siete establecimientos de la zona que ofrecían tapas a un euro. Un tren turístico unía el recorrido entre los bares. En la plaza del edificio municipal se brindaban diversas y variopintas actividades musicales y otras manifestaciones de cultura popular. El interior del edificio acogió dos exposiciones, una de pintura a cargo de Francisca Magraner y una fotográfica organizada por el archivo municipal titulada Muro, retalls de la memòria.