­Casi un centenar de vecinos y vecinas de Caimari se reunieron ayer en la plaza del pueblo para pasar la tarde elaborando turrón casero. La iniciativa partió de la asociación de padres del colegio ses Roques y todo cuanto se obtenga de la venta del turrón, durante la próxima feria local, se destinará a necesidades del centro docente, explica Bartomeu Grau, presidente de la entidad.

El ayuntamiento de Selva (municipio al que pertenece Caimari) colaboró con la compra de las almendras y otros ingredientes, así como el transporte. Pere Seguí, alcalde delegado de Caimari, explicó que "se han adquirido 700 kilos de almendra a payeses del pueblo. La hemos pelado y partido obteniendo unos 200 kilos de almendrón. Tras torrarlo se ha molido y mezclado con azúcar a razón de un 60% de almendra y un 40% de azúcar en polvo. Esa es la pasta del turrón del blando".

Los caimariencs se dispusieron ayer en una verdadera cadena de elaboración. Con la masa descrita por el alcalde unos iban moldeando bolas que luego se introducían en unos moldes de madera. Una veterana vecina del pueblo las iba seccionando con un cuchillo en partes iguales. De esta forma quedaba la pastilla de turrón completamente formada.

Después pasaban a otros que las envolvían cuidadosamente en papel encerado. Los siguientes operarios tomaban las tabletas envueltas y las introducían en cajas para pasarlas a otro grupo de vecinas que se encargaban de atarlas y pegarles una etiqueta.

Los orgullosos turroneros elaboraron ayer nada menos que 1.000 pastillas.