Casi diez años después de la adquisición de la finca de Son Real (Santa Margalida) por parte del primer pacto de progreso con el fin de preservar los importantes valores naturales, etnológicos y arqueológicos de esta extensión de terreno de 379 hectáreas, la situación actual dista mucho de ser la ideal. La realidad es que, aparte de la reforma de parte de las antiguas casas y la habilitación de un pequeño museo y un centro de interpretación de la finca, en funcionamiento desde finales de 2008, apenas se ha avanzado en la puesta en valor de un predio único en la isla por su indiscutible valor histórico debido a la existencia de numerosos restos megalíticos, la mayor parte de ellos todavía sin explorar desde el punto de vista científico.

Lejos de persistir en el descubrimiento de nuevos elementos que arrojen luz sobre nuestro pasado, la pasividad institucional fomenta el progresivo deterioro de los monumentos arqueológicos más emblemáticos de la finca como la necrópolis de la Punta dels Fenicis, la postal más conocida de Son Real, desprotegida ante las embestidas de un mar que corroe lentamente las piedras milenarias y que ya se cargó de forma irreversible el yacimiento situado en el Illot dels Porros. Otros elementos históricos como la estructura navetiforme de Es Figueral o el poblado talayótico situado junto a las casas y que sirve hoy de aparcamiento de vehículos siguen esperando excavaciones que, sin duda, ayudarían a entender un poco más la vida de los primeros pobladores de la isla.

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