La gastronomía es el mejor reclamo para las ferias de la isla. Y si el producto estrella del evento comercial es una seta tan apreciada en Mallorca como el ´esclata-sang´, el éxito está asegurado. Miles de personas confirmaron ayer esta teoría visitando durante toda la jornada la localidad de Mancor de la Vall, que comprobó la plena consolidación de la ´Fira de l´esclata-sang i de la muntanya´, que ayer alcanzaba la novena edición.

Una auténtica avalancha humana invadió el pequeño pueblo situado en las faldas de la Tramuntana. A mediodía, las colas de vehículos casi llegaban a la vecina Inca, provocando un embotellamiento considerable en la carretera de entrada a Mancor. Los coches eran desviados hasta un terreno rústico que ejercía de aparcamiento improvisado. El Ayuntamiento quiso sacar tajada de ello y cobró un euro por vehículo aparcado a modo de "donativo". Eso sí, los tiquets entraban en el bombo de diversos sorteos de regalos celebrados a lo largo de la jornada.

La feria de Mancor es tan pequeña como encantadora. En el reducido espacio del centro urbano de la localidad se concentraban todos los puntos de venta, muchos de ellos dedicados a la gastronomía autóctona y, cómo no, a la venta de ´esclata-sangs´ y otros productos típicos del otoño.

El programa ferial incluía una jornada gastronómica de ´esclata-sangs´ que hizo las delicias de los visitantes. Éstos no desaprovecharon la ocasión de probar el apreciado ´bolet´ en sus múltiples facetas culinarias: combinado con lomo con salsa, sobrasada frita, ´torrada de llangonissa i botifarrons´, frito de zanahorias o frito de matanzas, entre otras recetas. Todos estos platos pudieron degustarse en la muestra que organizaban los bares y restaurantes de Mancor.

Pero no sólo de setas vive la feria ´mancorina´. La cultura popular está presente durante toda la jornada en forma de ´xeremies´ y ´ball de bot´. A primera hora de la mañana se celebró la VII Trobada de Xeremiers, que recorrió la localidad en un animado ´cercavila´. A media mañana, la plaza del Ayuntamiento fue el escenario de una actuación folklórica que fue muy aplaudida por el público. Sobre la una de la tarde, todos los ´xeremiers´ volvieron a hacer sonar sus instrumentos en una ´sonada´ colectiva que pudo escucharse desde todos los rincones del pueblo.

Tampoco faltaron demostraciones agrícolas como una muestra de ´davallada d´ovelles´ ni exposiciones de fotografías y artículos artesanales propios de Mancor de la Vall. Las ´tafones´ de Cas Valleque y de Son Collell abrieron sus puertas durante toda la jornada para mostrar la elaboración de aceite a la vieja usanza.