Los espartanos eran gente muy estricta. Se andaban con pocas contemplaciones. Si consideraban que un niño no estaba lo suficientemente sano, lo tiraban por un barranco. Tremendo. Su proceso educativo era extremadamente duro. Se les sometía a todo tipo de privaciones y condiciones extremas (frío, hambre, esfuerzo físico...). El objetivo, crear un guerrero que no desfalleciese nunca. Salvando todas las distancias, Calvià parece que también quiere fabricar sus propios espartanos. Determinados ciudadanos son sometidos a condiciones extremas. En alguna de las instalaciones deportivas que hay en el municipio, ducharse es un acto heroico con este clima siberiano. El agua no siempre sale muy caliente, por no decir que sale fría. Con el corazón encogido y los músculos en tensión, el usuario resiste estoicamente, porque en lo más íntimo de su ser tiene el convencimiento de que saldrá más fuerte de esa experiencia gélida. Igual que uno de esos guerreros hipervitaminados que salen en ´300´.

Contraste de estampas

Resultaba llamativo el contraste de imágenes que se podía ver ayer a la altura de la rotonda de Cala Figuera en dirección hacia Son Ferrer. Si uno miraba a la derecha, veía numerosas ovejas pastando tranquilamente en el campo. Si se miraba hacia la izquierda, las moles de cemento de Magaluf recortaban el cielo. El Calvià rural frente al Calvià turístico.

Distinción del Consell

El conseller insular de Presidencia, Jaume Joan, ha entregado al alcalde de Calvià, Manu Onieva, la distinción que acredita a los municipios que integran el ámbito de la Serra declarado Patrimonio de la Humanidad.