Ocho meses después de entrar a formar parte del consistorio de Santa Margalida, el equipo de gobierno (Suma pel canvi y Convergència) dio un paso al frente y se reunió el viernes por la noche en el auditorio municipal con los vecinos del municipio para explicar cuál es la situación actual del Ayuntamiento. En el acto, en el que participaron el alcalde Miquel Cifre y sus socios de gobierno, Joan Monjo y Antoni Reus, se repasó tanto la situación económica como las necesidades más inmediatas. El gobierno local se presentó "como un equipo unido y sin fisuras, nada que ver con el antiguo Consistorio (PP y CPU), donde cada uno se mostraba indiferente hacia el otro".

El alcalde Cifre explicó que el principal problema al que se enfrenta el Consistorio es la falta de liquidez que impide poder hacer frente a los gastos de años anteriores no presupuestados. "Según una auditoría interna en 2007, había una liquidez acumulada de 5 millones de euros y en 2011 sólo había 15.381 euros, lo que nos ata completamente las manos". A esta cantidad hay que sumarle la deuda total del ayuntamiento de Santa Margalida, que actualmente asciende a 10 millones de euros, tres de los cuales se deben a proveedores y otros seis a préstamos.

El munícipe dijo que el acto "no pretendía ser un ataque directo contra el antiguo Consistorio", no obstante recordó errores de la anterior gestión como la existencia de una factura de 12.000 euros en concepto de panceta y longanizas y otra de 900 por la participación de una comparsa de brasileñas en el carnaval de Can Picafort.

El regidor Antoni Reus afirmó que "ante la delicada situación económica, el Ayuntamiento ha tenido que apostar fuertemente por la austeridad", con la subida de tasas y la reducción del gasto, como que el Consistorio se haga cargo de servicios que anteriormente estaban subcontratados.

Por otra parte, el primer teniente de alcalde Joan Monjo aseguró que el Govern se ha comprometido a arreglar el muro del instituto durante el verano si disponen de liquidez y que la piscina municipal no se abrirá al público este verano debido a nuevas roturas en las tuberías.

El equipo de gobierno manifestó su intención de convertirse en referente de la defensa de la lengua catalana y "llegar hasta donde haga falta". Cifre confesó "no entender el comportamiento de toda la tropa de alcaldes ´peperos´ que no defienden la lengua que con tanto cariño nos enseñaron nuestros abuelos. Están locos".