La flota artesanal de pesca de los puertos del norte de Mallorca lleva amarrada más de 15 días a causa del mal tiempo. Eso ha supuesto la práctica interrupción de la temporada de jonquillo (Alphia minuta), habida cuenta de que las bahías de Pollença y Alcúdia son los lugares donde más se captura este preciado pez.

La lonja apenas recibe algunas partidas de cabotí (Pseudaphya ferreri), que es un pez parecido al jonquillo pero de mucha menos calidad. Mateu Cabot, presidente de la asociación de vendedores del mercado de Inca, asegura que "estos días sólo podemos conseguir un poco de cabotí y no es que sea para tirar cohetes. Nos está faltando suministro de lo que llamamos pescado de palangre como dentol (Dentex dentex), pagre (Pagrus pagrus) etc..."

La imposibilidad de salir a faenar está afectando también a otras capturas de temporada. "Hace poco que ha empezado la pesca de la sepia y el calamar de potera pero nos encontramos con el mismo problema de no poder salir a por ellos", explica Gabriel Payeras, patrón mayor de la cofradía de Alcúdia.

Cabot indica que "no obstante el precio del pescado no ha subido demasiado porque mucha gente piensa que no habrá suministro con el temporal que padecemos. Eso se ha traducido en una bajada de demanda y por tanto los precios se han mantenido". Cabot indica que "a pesar de que falte algún tipo de pescado, los puertos del sur de la isla han continuado trabajando y con ello hemos mantenido la venta de pescado de arrastre".

El viento

El principal culpable de la mala mar es el viento. Durante las dos últimas semanas ha sido especialmente intenso. Algunos días ha llegado a superar las rachas de 90 kilómetros por hora.

Las pérdidas acumuladas por la falta de actividad son cuantiosas. Los patrones mayores de Alcúdia, Can Picafort, Colònia de Sant Pere, Pollença y Cala Rajada estiman que sólo en el mes de febrero son de 716.000 euros aproximadamente. Payeras indica que "la media de gastos fijos de un arrastrero (barca de bou) es de 1.800 euros diarios. La de las barcas de arte menor (llaüts tradicionales y lanchas pequeñas) oscila entre 300 y 500 euros diarios, según el tipo de barca.

Joan Suau, presidente de la cofradía de pescadores del Port de Pollença, explica que "sin salir a faenar los días hábiles lo único que se ahorra es el combustible, pero la seguridad social, los préstamos, el sueldo de los marineros sigue sumando y a final de mes es una carga muy difícil de llevar si no has podido salir a pescar".

Guillem Vila, patrón del único arrastrero del Port de Pollença, declara que "en tres semanas hemos salido únicamente en tres ocasiones y sólo un par de horas". El patrón sostiene que "todo lo más que hemos logrado ha sido calar un bou para traer a puerto un poco de caramel (jerret), morralla y poca cosa más. En todo el mes no hemos podido ir a la gamba que es lo que realmente da dinero a una barca como la nuestra".

La cofradía de pescadores de Cala Rajada también está amarrada en puerto desde hace más de quince días. Actualmente esta formada por cuatro embarcaciones de arrastre y una veintena de llaüts. Las barcas de bou han podido salir a faenar los tres últimos días pero sólo unas horas.

Palangre y sepia

Las perdidas ocasionadas son cuantiosas. La mayoría de llaüts están en temporada de pesca de palangre, de sepia o de jonquillo. Los marineros viejos recuerdan que cuando nieva en la Serra siempre hay mal tiempo en el canal de Menorca. Ese fue el caso de 1956 (any de sa neu) en que la flota estuvo todo el mes de febrero amarrada en el puerto gabellí.