­Las obras de creación del paseo marítimo del Port de Sóller están ya en su recta final y en pocas semanas el resultado de dos años de trabajo ya estará completamente listo. El que fuera la principal y única vía de acceso al núcleo turístico se convertirá entonces en un mirador hacia la bahía que incluso ha mejorado su aspecto sumando una nueva playa.

Para los empresarios del Port, crear el paseo marítimo ha supuesto una pesadilla por los dolores de cabeza que han tenido durante la ejecución. Ahora, cuando las obras acaban, hoteleros y comerciantes coinciden en que el nuevo paseo se convierte en un sueño que dará un impulso al turismo y la economía locales.

El presidente de la patronal hotelera, Lluís Rullan, recuerda que el paseo "había sido una reivindicación histórica del sector", porque estaban "en inferioridad de condiciones frente a otros destinos turísticos de Mallorca durante la temporada de verano". Rullan, satisfecho de cómo está quedando la obra, asegura que "una actuación importante ha sido la mejora de la playa", porque "en los meses de verano no se podía competir con otras costas". Ello –recuerda– generaba una bajada en la ocupación, de la que esperan salir a partir de verano. "Podremos competir en iguales condiciones que otros destinos de la isla porque ofreceremos un producto nuevo y competitivo". Ahora bien, "el ayuntamiento deberá ahora esmerarse en la limpieza y el mantenimiento" del nuevo espacio público.

En términos similares se expresa el representante de los comerciantes del Port, Antonio Ruz, que no duda en afirmar que "la gente está contenta con el resultado". Prevé que a partir de verano, bares, restaurantes y otros comercios turísticos mejoren su rentabilidad, "porque vendrá más gente". Su preocupación radica en cómo el ayuntamiento regulará la instalación de terrazas y qué tráfico permitirá pasar por la primera línea del Port. "Para nosotros, la obra es sinónimo de esperanza y de revitalización de un Port que se estaba muriendo", dice el comerciante y añade que el paseo "dará un plus de categoría y calidad" al Port de Sóller. Como contrapartida a la mejora, Ruz pide "un esfuerzo por parte de todos para mejorar el nivel de los servicios".

Inversión de 2,5 millones

Pero, ¿qué se ha hecho en el Port para que la industria turística se muestren tan optimistas? La respuesta está en Demarcación de Costas, un departamento de la administración central que ha invertido 2,5 millones de euros en transformar el que era una carretera en un paseo marítimo peatonal. La obra se complementa con la regeneración de la playa que está justo al lado del nuevo paseo.

Las obras empezaron en el invierno de 2010, cambiando de sitio la vía del tranvía, que pasó a ocupar el eje central del futuro paseo. Con este cambio, Costas quería eliminar la barrera física que separaba la calle de la playa y optó por integrar la vía en el paseo. De hecho, los raíles también son la separación de un carril habilitado para la circulación de los vehículos de servicios y vecinos de la zona, que es estrictamente peatonal. El cambio en el trazado de la vía ya creó división de opiniones.

A esta labor le siguió la renovación completa de las redes de agua potable y alcantarillado y una nueva pavimentación con adoquines y losas. El cambio de vía, la lentitud de los trabajos, el calendario e incluso la quiebra de una de las empresas que se adjudicó el proyecto cortaron la respiración a comerciantes, hoteleros y vecinos del Port. Incluso el consistorio, ajeno al proyecto, tuvo que hacer de interlocutor entre Costas y los vecinos. A pesar de los avatares, las obras terminarán en las próximas semanas y el Port pasará a tener un paseo peatonal de 1.250 metros de longitud. Sólo quedarán por hacer algunos remates como sembrar árboles o colocar mobiliario urbano.

Con esta actuación el Port se ha abierto al mar y a día de hoy ya son pocos los que critican el resultado de dos años de obras y molestias. Es más, casi nadie ya las discute y son muchos los sollerics que a diario ya pasean por una primera línea sin apenas tráfico ni obstáculos para disfrutar de las vistas al mar. En las dos últimas semanas el flujo de visitantes se ha incrementado porque muchos ciudadanos han bajado hasta el Port para contemplar el vertido de las 16.000 toneladas de arena en la playa con las que se rematará un proyecto que a día de hoy casi todos aplauden.