Las víctimas de la represión franquista fueron recordadas ayer con emotivos actos en diversas localidades de la part forana, con motivo de la conmemoración del 14 de abril de 1931, el día en que en España se instauró la II República.

Uno de los actos más concurridos fue el celebrado en Porreres. Unas doscientas personas se concentraron en el Racó de la Memòria, en la parte posterior del Oratorio de la Santa Creu. Los organizadores resaltaron la necesidad de "homenajear a todos aquellos defensores de la libertad" que hubo bajo la II República, de la que ayer se cumplían 81 años de su proclamación.

Por cuarto año consecutivo, el acto tiene carácter institucional ya que en su día así lo creyó oportuno el ayuntamiento de Porreres. Fueron muchos los familiares de represaliados presentes en el acto llegados de toda Mallorca, al igual que numerosa fue la representación política. Así, asistieron el alcalde Bernat Bauçà, su homólogo de Algaida, Francesc Miralles, el líder del PSM, Biel Barceló, y los socialistas Silvia Cano y Cosme Bonet, además del resto de concejales de la corporación local.

Además, durante las ofrendas florales se produjo, por primera vez, la participación del portavoz del PP en Porreres, Pau Mora, durante el turno del Ayuntamiento porrerenc. El parlamento central fue a cargo del historiador montuïrer Guillem Mas Miralles. El momento más emotivo fue el de la lectura del nombre de las cerca de 200 personas que los historiadores han documentado que fueron asesinadas en la parte posterior del oratorio. Para finalizar los xeremiers de Porreres interpretaron el Himno de Riego, que era el oficial de la II República. En el Bosc de la Memòria de Illetes en Calvià se realizó un acto de homenaje a las víctimas del franquismo, durante el cual el exconcejal socialista Manel Suárez leyó un discurso recordando a los represaliados. Ya por la tarde, Suárez presentó, en el casal Pere Capellà de Algaida, su libro ´La prisión de Can Mir´. Mientras, en el cementerio de Santa Maria, hubo una ofrenda floral en recuerdo de los asesinados tras el golpe militar de 1936. Marçal Isern se encargó de leer un discurso.