Como es tradición, el primer domingo después de Pascua el municipio de Muro se sumerge en la Fira de Sant Francesc. Una ancestral celebración que ayer contó con un protagonista indiscutible, el paraguas. La lluvia que cayó con intermitencia sobre la localidad durante la jornada restó afluencia al evento.

A pesar de las adversas condiciones atmosféricas, la Fira contó con muchos visitantes que desafiaron al mal tiempo. De nuevo, el epicentro de la Fira fue el Claustre del Convent, donde residió la XXV edición de la Muestra de Artesanía, complementada con los trabajos manuales del Aula de Adultos. En el patio del Claustre lució bajo el cielo encapotado la recreación de un gigantesco escudo del pueblo.

Otro punto que contó con gran aceptación fue la Avinguda Santa Catalina Thomàs, donde se ubicaron la maquinaria agrícola e industrial y el ganado. Se realizaron diversas exhibiciones y demostraciones de esquilar ovejas, de aves rapaces y caninas que acapararon la curiosidad de la gente. La presencia de animales fue menor en la edición de ayer.

En las mojadas calles se mezclaban las atracciones de feria con paradas de plantas y flores, además de las exposiciones de coches o motos. La fira concluyó con la obra de teatro Les flors músties después del concierto de la Unió Artística Murera.

Durante la semana se han desarrollado actividades de índole cultural, deportivo y social. El viernes, la ruta de tapas y pinchos llenó los bares y restaurantes del municipio, y el sábado destacó la celebración del festival Carabassamba, con el desfile de una docena de batucadas y centenares de participantes. También lució la tradicional ´Baixada del conill´, donde los jóvenes trepan por un palo enjabonado en busca del animal y 150 euros en metálico.