Antoni Frau. Pregonero del las ferias de 2012. Es uno de los ´sollerics´ más populares, ya sea porque regenta el horno de Can Frau como por su participación en muchas de las fiestas populares de Sóller. Él fue el responsable de dar el pistoletazo de salida a sus fiestas más sentidas.

–¿Qué sintió cuando supo que sería el pregonero de este año?

–En un primer momento sentí extrañeza porque no pensaba nunca que pensaran en mí para esta tarea. Debo decir también que mi primera reacción fue decir que no, que de ninguna manera. Yo soy un hijo de la posguerra. Nací en 1947 y tuve que dejar los estudios a los 13 años para trabajar en el negocio familiar de exportación de frutas y algarrobas. "¿Qué tengo que ir a decir yo?", pensé. Pero la concejala de Cultura me comentó que yo siempre había participado en las fiestas populares y que durante muchos años había sido el Capità Angelats en el Firó y que podía comentar muchos aspectos de estas fiestas. Esta insistencia junto con la de mi familia me hicieron decidir: o tenía que matar a mi familia o tenía que decir que sí.

–¿Cuáles cree que son los méritos que le han hecho merecedor de este honor?

–Creo que no soy yo quien debe decirlo, pero creo que haber hecho tantos años de Capità Angelats y haber colaborado siempre en todo lo que me han pedido han hecho decantar la balanza a mi favor. He intentado colaborar en todo aquello donde se me ha pedido ayuda: sa Mostra, Sant Bartomeu, la muestra ganadera, Reyes, Sant Antoni..., y creo que eso se ha tenido en cuenta.

–¿Sobre qué ha versado su pregón?

–Sobre cómo era Sóller antes y durante mi infancia y lo que es ahora. Hay una diferencia abismal, y no todo ha sido para bien. Muchas cosas buenas se han perdido, como los maravillosos huertos de naranjos que hicieron famoso Sóller y que desgraciadamente hoy en día la mayoría han sido invadidos por batzers o ya han muerto directamente.

–Usted ha representado durante años el Capità Angelats. ¿Cómo ha visto cambiar la fiesta del Firó?

–La fiesta ha cambiado mucho, y para bien. Hay la misma diferencia de ahora a antes que de yo al Rey. He visto algún Firó en que se ha tenido que ir a buscar soldados para hacer de moros. Recuerdo que nos vestíamos en ses Escolàpies y teníamos que charlar en castellano porque nadie nos entendía. Ahora la gente se pelea por ser un personaje histórico. En este sentido se han tenido que hacer unos estatutos para que la fiesta no se nos escapara de las manos. No es que el Firó haya cambiado al cien por cien, ha cambiado el mil por uno.

–¿Cuál es para usted el momento más emotivo de las fiestas?

–Para mí, hay varios: la arenga donde el Capità Angelats llama al pueblo a la lucha, la acción de gracias y la procesión con la Virgen de la Victoria hacia el Hospital.

–¿Qué piensa de la gente que abusa del alcohol en estas fechas?

–Que es una lástima, pero siempre se ha dado este abuso: antiguamente se escondía un barril de cazalla por sa Roca Plana, y eso era fomentado desde el ayuntamiento. El consumo de alcohol no se puede parar, se intenta pero es difícil de erradicar, ya que beber durante las fiestas es como el deporte nacional.

–¿Qué papel juegan los colectivos en el actual Firó?

–Importantísimo. Ellos son la guinda del pastel. Los colectivos son quienes ha logrado dinamizar y dignificar la fiesta gracias a su trabajo y esfuerzo. Los colectivos han sido los encargados de motivar a la gente a participar en el Firó, han hecho un trabajo, sobre todo el de las payesas.

–¿Cree que el Firó ha perdido espontaneidad por el exceso de organización?

–No, de ninguna manera. La gente que piensa así es que no ha visto cómo era el Firó antes, de haber vivido aquellas fiestas estoy seguro de que no dirían eso.

–¿Qué mejoraría de la fiesta del Firó?

–Siempre se pueden mejorar cosas, pero en el caso del Firó es difícil porque es una fiesta con una gran parte de improvisación y eso dificulta las mejoras.