La cámara espía que fue colocada en el aparcamiento dels Estiradors para intentar identificar las personas que causaban destrozos en los parquímetros de la ORA de Sóller fue fruto "de una decisión política tomada en buena fe y con los informes técnicos y jurídicos que lo avalaban", si bien desembocó en una operación "algo chapuza".

Así lo aseguró ayer el concejal de Gobernación, Gabriel Darder, quien ofreció una rueda de prensa junto con el jefe de la Policía Local, José Porcel. Además, Darder manifestó: "Desde el equipo de gobierno no le dimos la importancia que finalmente tuvo el tema porque nuestro objetivo fue el de intentar identificar a los malhechores".

Gabriel Darder añadió: "Estamos convencidos de que obramos bien y con informes técnicos que lo avalaban y creemos que estuvo correcto mientras no se demuestre lo contrario". El edil admitió que, con la polémica suscitada, el tema se les fue de las manos. "Nunca creímos que levantara tanto revuelo", dijo Darder, quien reconoció que la operación de la cámara fue "algo chapuza". El equipo fue colocado por operarios de la brigada municipal. Por su parte, el responsable de la Policía Local señaló que la operación de vigilancia fue llevada a cabo al margen de la Policía Local y que "nunca existió una red de cámaras espía, nunca ha habido hipervigilancia policial" y que el equipo "no era para espiar, sino para vigilar". Porcel hizo un relato cronológico de cómo sucedieron los hechos.

El jefe policial explicó que a principios de agosto se le solicitó un informe para determinar si era posible instalar una cámara en el aparcamiento. El informe respaldó la medida y otro de los servicios jurídicos municipales también lo avaló. Josep Porcel mostró ante la prensa sendos informes. También señalaban que no era preceptivo tener orden judicial para colocarla al estar situada en un recinto municipal "y no en la vía pública". A partir de la emisión del informe la Policía se desvinculó del tema hasta el 5 de septiembre, día en el que fue incendiado el coche del alcalde. Ese día se le entregó a Porcel una tarjeta de memoria con las imágenes captadas por la cámara "y fue el primer momento en el que tuvimos constancia desde Policía de su instalación". Aseveró también: "Los miembros de Albaïna se nos adelantaron, porque nuestra intención fue la de retirar el equipo debido a la mala calidad de las grabaciones".