Sin ampararse en ningún producto o cualidad específica, la XXIX edición de la Fira-Espectacle de ses Salines se sirvió de su experiencia para atraer ayer a varios miles de personas, que no dudaron en dejar su coche en el extrarradio para caminar hasta el centro del pueblo, repleto de paradas y atractivos culinarios. Feria soleada, de temperaturas casi veraniegas y un buen instinto comercial, que quedó demostrado desde las ocho y media de la mañana (cuando se abrieron los más de 300 puestos habilitados), hasta aproximadamente las once de la noche, cuando el mítico grupo valenciano Revolver, terminó su concierto.

Entremedias la multitud. A las doce del mediodía era ya complicado caminar con soltura, sobre todo desde la plaza de España hasta la de Sant Bartomeu, donde se concentraba la mayor parte de la oferta, medio kilómetro de productos artesanales, alimentarios, restaurantes o espacios de comida rápida a punto de empezar a servir sus primeros platos.

A las 11,30 horas en ses Escoles Velles se concentraron las autoridades pertinentes. Juntos escucharon el himno local y el de Mallorca, interpretados por la Associació Cultural Musical de ses Salines. Media hora después tenía lugar el primer encuentro de baterías y percusión, con la participación de distintas batucadas jóvenes, y en la plaza Major, el tercero de colles y bandas de xeremiers de toda la isla.

Ya avanzada la tarde tuvo lugar un original espectáculo de doma ecuestre a cargo de la agrupación caballista y la banda de música de ses Salines, titulado Cavalls de Pel·lícula, y que congregó a más de 25 equinos.