Torres afronta el último Dijous Bo de esta legislatura y lo hace con "alegría e ilusión". Es el día grande, la culminación de todo un mes de ferias. El próximo domingo una iniciativa del Ayuntamiento de Inca y de Diario de Mallorca permitirá a todos los lectores hacerse de forma gratuita con la pulsera que simboliza de la cita más importante de la part forana.

¿Como ve la iniciativa de regalar una pulsera de tela para el Dijous Bo?

La pulsera del Dijous Bo no es valiosa por lo que cuesta es valiosa por lo que representa. Es nuestra bandera y nuestro escudo y se puede lucir en el brazo. Otros años hemos regalado cosas caras pero que no tenían el valor sentimental que tiene la pulsera. Valoro mucho que la propuesta de DIARIO de MALLORCA haya sido regalar un símbolo de unión y por eso nos hemos sumado y apoyado la iniciativa.

¿Necesita promoción el Dijous Bo?

El Dijous Bo es muy importante, pero no nos podemos relajar. Todo necesita seguir promocionándose. Es especial y se caracteriza por propuestas especiales Me gusta nuestra bandera y la pulsera como acción de marketing me parece perfecta. El Dijous Bo nació hace más de 500 años; nuestras ferias son las más antiguas. Nacen como un certamen agrario y hoy son otra cosa. Todo evoluciona y requiere nuevas ilusiones.

¿Cuándo dice que es la más antigua se da cuenta de que entra en una polémica?

No quiero entrar en una polémica. Nuestras tres ferias previas al Dijous Bo son las más antiguas de Mallorca junto a las de Sineu y Llucmajor. Y una prueba de ello es que existe una sentencia del emperador Carlos V que nos permite seguir celebrando las ferias el domingo siguiente a Sant Lluc, porque en su día hubo un pleito y se determinó que Inca tenía ese privilegio por antigüedad.

¿No necesita el Dijous Bo un cambio importante?

El Dijous Bo experimentó un cambió muy importante hace unos siete u ocho años con la vuelta al mercat pagès. Fue una mirada hacia los orígenes porque nos dimos cuenta de que habíamos caído en la monotonía. El proyecto de Felip Jerez fue muy importante y hoy en día no se concibe el Dijous Bo sin que todo el centro de la ciudad este dedicado al mundo de la payesía, incluyendo la obligatoriedad de vestir nuestro traje típico.

¿Cómo ve la feria ?

En la actualidad vive un momento dulce. Tiene una gran aceptación. Siempre se ha de innovar, eso es cierto. Durante unos años se perdió el rumbo pero lo hemos recuperado y esperamos mantenerlo.

¿Aclárenos cual es el rumbo correcto?

El rumbo correcto de una feria es ofrecer el marco ideal para la transacción comercial. Una feria no es más que comprar y vender, todo lo demás son escaparates y adornos para favorecer este clima.

¿Pero no cree que se ha vuelto demasiado grande?

No, no pienso que sea así.

¿Acaso da tiempo de verlo todo con detenimiento, e incluso a la carrera?

Eso se lo acepto. Pero no se puede ver el Dijous Bo como una sola feria; es una feria de ferias. Dentro de su organización están todos los campos. El lema aquel de hi pots trobar de tot, de la campaña en que la imagen fue un tornillo, es real. Por otra parte es muy difícil empequeñecer el Dijous Bo. Toda Mallorca quiere venir. Si lo empequeñecemos decepcionaremos a mucha gente.

¿Este será el último año de la Revetla del Dijous Bo?

No lo sé. Lo que está muy claro en la actualidad es que el descanso de los ciudadanos prevalece sobre el ocio nocturno en la calle. Lo dice la ley. Este año hay un acuerdo del pleno acerca de la legalidad de decretar una excepción a la norma y por esa causa lo hemos autorizado. No obstante, el día que un juez diga que es contrario a la ley no podrá celebrarse.

¿Cuánto cuesta un Dijous Bo?

El de este año tiene un presupuesto de 128.000 euros. Hemos aumentado un poco la partida respecto de la inicial.

¿ES caro?

No es el más costoso. Hace años se gastaban 500.000 euros. ¿Qué cree que costaba hacer la ensaimada más grande del mundo o lanzar galletas de Inca en paracaídas? Sólo el regalo que se repartía entre los empadronados ya suponía un gasto de unos 36.000 euros; ahora vaya sumando.