Con la celebración de la singular Picarolada, acto que antiguamente servía para pregonar el comienzo de las fiestas de Sant Antoni, Capdepera inició ayer los festejos de este año.

Centenares de personas se agruparon en la plaza de l´Orient para realizar un recorrido por las calles del centro, haciendo sonar los cencerros y las caracolas, hasta la casa del Obrer Major, Bàrbara Lliteres, que este año se estrenaba en el cargo, en la calle Ciutat.

Allí se colgó el estandarte santantonier como símbolo del arranque de las fiestas. Seguidamente en la plaza de l´Orient se sirvieron hasta 80 litros de chocolate y 40 cocas de Sant Antoni, para todos los asistentes.

Hoy se espera la explosión de júbilo de los últimos años, acentuada aún más si cabe por el hecho de ser viernes. A las 14.30 horas, repique de campanas y, media hora después, salida de los dimonis de la cotxeria de na Vergera en la calle Nou acompañados de la Banda de Música y encuentro en la iglesia.