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Normativa acústica

Llegan a Calvià los limitadores de sonido que permiten control remoto

El sistema, que funciona como una especie de 'caja negra', facilitará la supervisión policial

Un 'dj' anima a la multitud congregada en una discoteca del municipio de Calvià.

Los locales de ocio de Calvià deberán tener instalados antes del próximo 30 de abril los nuevos limitadores de sonido, que introducen un cambio sustancial: abren la posibilidad a que, en un futuro, haya un control remoto (vía on line) de los niveles sonoros a cargo de la Policía Local.

Esta fecha es el límite para adecuarse a la nueva normativa acústica, culminando un periodo de adaptación que se inició hace unos tres años y que puede generar reticencias empresariales por lo que supone de refuerzo de la supervisión policial.

El sistema funciona como una especie de caja negra, donde queda registrada toda la actividad sonora del establecimiento. Estos sonómetros transmiten toda la información a una nube, una base de datos que funciona como servidor. En una fase posterior, los agentes de la Policía Local tendrían acceso a esta información mediante sistemas de PDA o con ordenadores.

Cuando se presentó el nuevo mecanismo, en la pasada legislatura, los representantes municipales aseguraron que permite incluso que, cuando se supere el límite legal de ruido establecido, el sistema atenúe el volumen. Si se persiste en sobrepasar el límite, puede cortar la música durante unos instantes.

Segunda fase

El gobierno municipal actual (PSOE-SSPC) recuerda que todos los locales deberán disponer de estos limitadores antes del 30 de abril.

Sin embargo, eso no significa que ya entre en vigor la supervisión directa por parte de la Policía Local, que empezaría a aplicarse en una segunda fase para la cual no hay aún un plazo específico, según informaron ayer fuentes municipales.

El Consistorio calvianer recuerda que la aplicación de este sistema responde a la normativa vigente en materia de ruidos.

Los empresarios sin un historial de infracciones han tenido un plazo de tres años para adecuarse a las nuevas condiciones de control del ruido, desde que se anunció en 2013. En el caso de negocios infractores, el término que se les dio para adaptarse fue un mes.

Fricciones constantes

Los controles sonométricos han sido una fuente constante de fricciones de los empresarios de ocio con la autoridad municipal, lamentando los primeros la excesiva severidad en el nivel de decibelios permitidos.

"Si a un restaurante le cierras la cocina, no puede trabajar. Pues nosotros igual. Si nos dejan sin música, perdemos mucho negocio", suele señalar un empresario de la noche para reafirmar la idea de que la música es un campo de batalla con la administración.

Otras personas vinculadas al mundo del ocio nocturno remarcan la idea de que "todo el mundo tiene la música mal", en el sentido de que la mayoría supera los decibelios permitidos, por lo que ven difícil que se cumpla más a partir de ahora la normativa.

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