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El Mallorca se muere por la falta de gol

El equipo de Gálvez cierra la primera vuelta de la forma más cruel, con un gol encajado en el último minuto en la única llegada de un rácano Valladolid y tras desperdiciar múltiples oportunidades - Coro estrelló el balón en el larguero en el minuto 26 - Acecha el fantasma de la Segunda B

Ni con todas las ocasiones del mundo fue el Mallorca capaz, no solo de ganar, sino de empatar. El equipo de Gálvez vivió ayer con toda su intensidad lo cruel que puede llegar a ser el fútbol. En uno de los mejores partidos de la temporada -la verdad es que no ha habido muchos-, el equipo se llevó un mazazo que puede dejar secuelas en un grupo que está con la moral por los suelos. En la que posiblemente fue la única ocasión de un rácano Valladolid, en el último minuto dio la puntilla a un Mallorca que hizo méritos de sobra para llevarse el partido. Por portunidades no fue.

Pero precisamente ahí radica el problema de este Mallorca, el de Chapi, el de Gálvez y el del que pueda venir. El equipo no hace un gol a nadie. Por eso suma solo quince en 21 partidos, un balance paupérrimo y que explica que el equipo esté en zona de descenso. Con un delantero de área, con un hombre gol, que las enchufe, el resultado ayer hubiera sido 3-0, o 3-1, para contar el gol de Villar en el último minuto. El grupo de Gálvez llegó con absoluta claridad al área de Kepa, aprovechando la defensa adelantada de los pucelanos. Es verdad que Kepa no tuvo que intervenir a fondo porque los remates de los delanteros rojillos casi siempre eran mansos. Pero por actitud y por alguna ocasión clara mereció mucho más el Mallorca. Como en el remate al larguero de Coro en el minuto 26 que mereció el premio del gol, o el disparo a bocajarro de Aveldaño en el primer minuto de la segunda parte que fue respondido por el portero vallisoletano en la misma línea de gol. El resto fueron llegadas claras y posibilidades de remate que, o se iban desviados, o eran resueltos sin problemas por Kepa.

Que la plantilla ha estado pésimamente confeccionada lo resume que en el tramo final del partido, después de quince fichajes, los delanteros eran Brandon, Damià y el recién llegado Roigé, que en la media hora que estuvo sobre el terreno de juego demostró descaro y apuntes de calidad. La planificación ha sido un desastre, y ya se puede poner manos a la obra Molango para reforzar la línea de ataque. Deberá hacer malabares para solucionar el estropicio cometido por Claassen y Nadal. Con un pie fuera Bianchi, y aunque no lo tenga, el consejero delegado, por lo que se ve también en funciones de director deportivo ante la desaparición del titular Nadal, debe fichar un delantero de garantías, cueste lo que cueste, a riesgo de perder la categoría, lo que sería todo un drama.

Delanteros sin gol

Resulta frustrante ver el rendimiento de los puntas. Bianchi suma dos goles, uno de penalti. Se supone que ayer quedó fuera por su inminente traspaso al Perugia. Acuña jugó algo más de veinte minutos y todavía tiene que estrenarse. Coro, que ayer se movió bien entre líneas, suma uno. Y así no hay manera de ganar un partido. Ya pasó lo mismo ante el Girona o el Lugo. El Mallorca se adelantó, erró ocasiones clarísimas y, a la primera, encajó para llevarse solo un punto. Ayer ni eso.

El Valladolid ya dio el susto a diez minutos del final con un gol bien anulado a Villar por fuera de juego. Inspira tan poca confianza el equipo que los más agoreros, o realistas, quién sabe, aventuraban lo que al final ocurrió. El gol visitante en el único error de la defensa mallorquinista.

Tras la derrota de ayer se encienden todas las luces de alarma. Acaba el equipo la primera vuelta con solo veinte puntos, lo que obliga a sumar prácticamente treinta en la segunda para salvar la categoría. El panorama es desolador, como la respuesta de la afición. Ni con dos entradas por abonado se superaron las diez mil personas en el estadio. Es el fiel reflejo del estado de ánimo de unos aficionados cansados de recibir malas noticias. La única buena, la llegada de 21 millones de euros que no sirven de momento para fichar a alguien solvente en punta. Hay que espabilar ya. La única buena noticia de la desastrosa jornada de ayer es que queda toda una segunda vuelta, tiempo suficiente para salir del agujero en el que se ha metido el equipo. Por méritos propios.

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