La Fundació Pilar i Joan Miró nació en marzo de 1981, cuando Joan Miró y su esposa, Pilar Juncosa, donaron los talleres del artista, junto con la obra, los objetos y los documentos que contenían, a esta institución. Su creación respondía a la voluntad de Miró de difundir y promover la creación artística, así como de su preocupación por preservar sus talleres, su universo creativo desde 1956 hasta el final de su vida, en 1983.

Para mostrar toda esta colección se tuvo que construir un edificio nuevo, cuyos cimientos se levantaron después de que Sotheby´s subastara, en 1986, 42 ´mirós´ a beneficio de la Fundació, que abrió sus puertas seis años después, el 19 de diciembre de 1992, fruto del trabajo del arquitecto Rafael Moneo.

"Dentro de unas horas se inaugurará el último sueño de Miró", afirmaba aquel día el que fue primer director de la Fundació, Pablo Rico. La primera muestra que se exhibió en el edificio fue ´Colección Miró´, formada por más de 200 pinturas, esculturas, dibujos y grabados de Miró realizados entre los años 50, 60 y 70.

Tanto Pablo Rico como su antecesor, Miquel Servera –director de la Fundació antes de la inauguración del edificio–, contaron con el beneplácito inicial de la familia Miró. También lo obtuvo Aurelio Torrente, cuyo cese por parte del ayuntamiento de Palma, de mayoría del PP, en el verano de 2002, fue considerado por los herederos Emili Fernández y Joan Punyet un error y una descortesía.

La retirada de parte de las obras de la Fundació, las abiertas acusaciones de Punyet a una política cultural, nefasta y partidista, contestadas por la entonces presidenta de la Fundació Carme Feliu con un "Miró estaría avergonzado de esta familia" marcaron un punto muerto en un idilio imposible.

"Con mucho amor" llegó a su nuevo cargo de directora de la Miró Magdalena Aguiló, una experta mallorquina en arte contemporáneo que antes fue subdirectora del Centre de Cultura Sa Nostra y del Casal Solleric. Su nombramiento se realizó con unanimidad de políticos, técnicos y herederos. Tras la crisis, Aguiló quiso recuperar el prestigio de la fundación en el concierto cultural internacional. La dirigió durante siete años y su salida, según sus propias palabras, fue "más o menos digna".

"He logrado irme por la puerta grande. Ahora bien, aquí dentro hay un problema. El cargo de director es complejo, porque has de realizar equilibrios entre un personal heredado, además de los políticos, la familia y los órganos de gobierno. Estás enmedio de todos y no tienes el poder ejecutivo", declaraba hace unos meses la antecesora de Elvira Cámara, quien llegará a la Miró el próximo mes de enero, abriendo una nueva etapa en una institución que suspira con estrechar lazos con la ciudadanía.