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Tribunales

Piden 16 años para padre e hija por dar una paliza a un sacerdote de Palma

La víctima, de 72 años, falleció en abril por una enfermedad - La fiscalía acusa a los sospechosos de coacciones, lesiones y amenazas

El sacerdote agredido, de 72 años de edad, que murió recientemente, había colaborado en la parroquia de Sant Sebastià, en Palma.

La fiscalía reclama penas que suman 16 años de prisión para un padre y su hija por amenazar de muerte y propinar una paliza a un sacerdote septuagenario de Palma en su domicilio en enero de 2014. Los dos imputados, ambos de origen boliviano, presuntamente intimidaron al capellán con un cuchillo de grandes dimensiones y le golpearon en el rostro y la cabeza con dureza. Los supuestos agresores le acusaban de ser el causante de la separación de su mujer y madre, respectivamente, extremo que negó la víctima durante su declaración policial en la clínica en la que estuvo ingresado. El perjudicado, el sacerdote Jaime Palmer Riera, de 72 años, que colaboraba en la parroquia de Sant Sebastià, falleció el pasado mes de abril debido a una enfermedad. Como consecuencia de la paliza recibida en enero de 2014, resultó herido grave y tuvo que ser hospitalizado durante ocho días.

El cura agredido sufrió un traumatismo craneoencefálico, una herida incisocontusa en el cuero cabelludo y cervicalgia postraumática. Precisó tratamiento médico y puntos de sutura para su curación y le quedaron secuelas como una afectación psíquica, un estado de ansiedad reactivo al hecho de la agresión padecida y una severa limitación a las rotaciones cervicales con contractura muscular dolorosa.

El juicio por la brutal agresión al capellán mallorquín está previsto que se celebre la próxima semana en un juzgado penal de Palma en el edificio de Vía Alemania. Los dos imputados, padre e hija, se enfrentan a sendas peticiones de condena por parte de la fiscal de ocho años de cárcel por los delitos de coacciones, amenazas y lesiones. La acusación particular, que ejerce un familiar del sacerdote, también reclama la misma condena por los mismos hechos delictivos.

En cuanto a la responsabilidad civil, el ministerio público solicita una indemnización de más de 3.700 euros por las lesiones y secuelas que padeció la víctima. Mientras, la acusación particular pide una compensación de 4.500 euros. La vista oral no podrá contar con una de las pruebas claves, el testimonio del cura agredido en la sala, ya que murió recientemente.

Los hechos se remontan al pasado 17 de enero de 2014, sobre las nueve de la noche, cuando los dos sospechosos, naturales de Bolivia, se dirigieron a la vivienda del cura, situada en la calle Monseñor Palmer, en Palma. El progenitor y su hija esperaron al sacerdote en el rellano y cuando este llegó a casa, supuestamente le empujaron hacia el interior del piso y le obligaron a sentarse en una silla de la cocina.

Amenazas de muerte

En ese momento, el acusado le atemorizó diciéndole: "Despídase que le voy a matar, hoy es su último día, me da igual pasar diez años en la cárcel, has destrozado mi familia". Mientras tanto, su hija esgrimía un cuchillo de grandes dimensiones frente a su cara, según la versión de la fiscalía.

Acto seguido, el hombre, con ánimo de menoscabar la integridad física del perjudicado, le dio un golpe con la mano en la mandíbula. Y su hija le propinó un fuerte golpe en la cabeza con un marco de fotografía, según la versión del ministerio público.

El capellán sufrió aparatosas heridas y quedó ingresado en una clínica de la ciudad. Dos días después de la agresión, una magistrada de Palma dictó un auto de alejamiento para los dos presuntos agresores.

La acusación particular añade que los dos imputados conocían los hábitos y rutinas del capellán y por eso le esperaron a las puertas de su casa hasta su llegada. Según su versión, a las nueve de la noche le abordaron de forma violenta y el acusado le cogió del cuello y le apretó al tiempo que le decía: "Esta noche vengo a matarte". La víctima trató de resistirse y pidió auxilio, pero fue introducida a la fuerza dentro del piso.

Una vez en el interior, la hija del asaltante registró los cajones y extrajo un cuchillo. Lo esgrimió delante de la cara del cura, mientras su progenitor seguía con frases amenazantes como: "Si quieres puedes despedirte de tu hermana, de algún amigo, o si quieres avisar a la Policía me da lo mismo, yo estaré diez años en la cárcel, pero quizá a los cinco salga y tú esta noche vas a ver a San Pedro". Luego, ambos le golpearon y el sacerdote empezó a sangrar de forma abundante por la cabeza. Estando aturdido, le llevaron a una clínica con una furgoneta y los imputados cogieron las llaves del inmueble y regresaron a la casa, donde limpiaron la sangre y colocaron el cuchillo en su sitio, según la acusación particular.

Con anterioridad a estos hechos, el encausado ya había insultado al cura, al que acusaba de haber provocado la separación de su matrimonio. La víctima alegó que el hombre era muy celoso y que él solo había ayudado como párroco a su esposa, quien limpiaba su domicilio.

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