Gaza a la luz de la historia

Traverso desmonta aquí varios discursos que se reiteran en los medios de comunicación, pero también en las declaraciones de políticos e instituciones

Enzo Traverso

Enzo Traverso / ELISENDA PONS

Fruela Fernández

El historiador italiano Enzo Traverso, catedrático de la universidad de Cornell (EE. UU.), ha estudiado con inteligencia y originalidad cuestiones como la «melancolía de izquierdas», las diversas formas del fascismo, las revoluciones o la tragedia de los judíos europeos. Su libro más reciente, «Gaza ante la historia» (Akal), es un texto de intervención política, breve y contundente, que intenta aportar nuevos argumentos al debate sobre Israel y Palestina.

Sin miedo a entrar en polémicas, Traverso desmonta aquí varios discursos que se reiteran en los medios de comunicación, pero también en las declaraciones de políticos e instituciones. Un punto clave es cómo la historia distorsiona nuestra comprensión del conflicto. En primer lugar, el carácter terrible y único del Holocausto, que condiciona toda definición moderna de «genocidio», hace que muchos se nieguen a entender que lo que está cometiendo Israel en Gaza es, precisamente, un genocidio, como vienen denunciando numerosos expertos —entre ellos el profesor israelí Raz Segal, que lo califica como «un genocidio de manual»—. Por otro lado, tanto el sentimiento de culpa que aún provoca el Holocausto como los orígenes europeos del proyecto sionista —nacido a finales del siglo XIX en países como Alemania o Austria-Hungría y que defendía la creación de un Estado judío en el territorio histórico de Palestina— hacen que los países occidentales traten siempre a Israel con una benevolencia excesiva y, a menudo, acrítica.

Otro punto notable del texto y que, sin duda, causará polémica es la contextualización del enfrentamiento entre Israel y Hamás, fundamentado en el pensamiento de autores como Carl Schmitt y Frantz Fanon. Traverso no justifica en ningún caso los asesinatos del 7 de octubre —que califica de «atroces»—, pero señala que el terrorismo palestino es una respuesta al «terrorismo de Estado» que militares y colonos israelíes cometen desde hace décadas. Por lo tanto, no es legítimo analizar la violencia del oprimido —por horrible que sea— sin tener en cuenta también la del opresor. En este punto, Traverso traza un brillante paralelismo con los partisanos y guerrilleros que luchaban contra los ejércitos de ocupación durante la Segunda Guerra Mundial; otro ejemplo pertinente son los esclavos negros que se rebelaban en las plantaciones.

En la parte final del texto, el autor se ocupa del lema «From the river to the sea / Palestine will be free» («Desde el río hasta el mar, / Palestina será libre»), malinterpretado y tergiversado con frecuencia. No se trata de una llamada a la destrucción de Israel —como pretenden algunos políticos y opinadores desinformados—, sino una profunda crítica a la configuración de dicho Estado, que se caracteriza por la desigualdad interna y el privilegio de un grupo étnico y religioso concreto. Es por ello que Traverso hace suya tal reivindicación y defiende que la única salida al conflicto sería un Estado binacional, donde todos los ciudadanos gocen de igualdad de derechos, sin importar su origen o religión.

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