Escritora

Roser Amills: «Los maltratadores empiezan rompiendo objetos, como Gabriel Le Senne»

La autora del premiado poemario ‘Uno solo por favor’, ensayos como ‘Me gusta el sexo’ y ‘El ecuador de Ulises’ y la novel a ‘Asja. Amor de dirección única’, entre otros libros, vuelve a centrarse en la poesía y el activismo feminista que tanto le caracteriza

La escritora Roser Amills en Can Alcover, donde recientemente participó en un recital de poesía

La escritora Roser Amills en Can Alcover, donde recientemente participó en un recital de poesía / B. Ramon

Raquel Galán

Raquel Galán

Recientemente participó en un recital de poesía en Can Alcover. ¿Es lo que centra ahora su obra?

Sí. Estoy revisando un poemario sobre la terapia en la violencia de género que he podido escribir con una beca meritoria del Institut d’Estudis Baleàrics y tengo otros proyectos en marcha. En el recital compartimos la poesía como una verdadera herramienta para decir cosas. Fue fabuloso porque había autores de diferentes generaciones y algunos muy jóvenes.

¿Qué traen los poetas jóvenes?

Mucha energía, porque son aire fresco, y la humildad de darnos cuenta de que nosotros también fuimos jóvenes. Te obliga a tener presente que, pese a que no hayan publicado nada, ya que aún no han tenido la oportunidad, hablan de temas que nos ayudan a entender nuestra época. No debemos pensar que los jóvenes en general, poetas o no, están muy alejados de nosotros y sus cosas no nos interesan. Hay que escucharles con respeto. En poesía me gusta mucho la imagen de alimentarse de las raíces, o sea, de los autores de todas las épocas a los que admiras, los referentes; y alimentarse también de la fruta fresca, de los que salen ahora. Les tenemos que prestar atención.

Usted ganó un premio de poesía cuando era muy joven.

Con 19 añitos. Acababa de tener un hijo y tuve el impulso de enviar un poemario a un concurso y gané. Era Uno solo por favor y lo publicó la prestigiosa editorial Calambur. No he dejado nunca la poesía, he salido en muchas antologías, entre ellas Flamarades sortiran, publicada a principios de este año y en la que Maria Antònia Massanet reúne a un grupo de mujeres que escribimos para tener voz, para reivindicar. Es maravilloso porque la escritura es solitaria y ella ha tenido el mérito de juntarnos y ponernos una etiqueta positiva, poesía catalana feminista, por lo que nos hace ser conscientes de que, sin darnos cuenta, estamos formando parte de un activismo. Hay autoras consagradas, pioneras del feminismo en poesía, y otras de diferentes generaciones.

¿Es un género adecuado para hacer activismo?

Al hablar principalmente de una misma, tiene una parte más íntima. Sin embargo, cuando miras hacia atrás y con una visión panorámica, como en Flamarades sortiran, te das cuenta de que en todas las épocas a las mujeres nos han preocupado los mismos temas y que la poesía nos ha servido para decir cosas que a la sociedad no le gusta escuchar. En el libro hay poemas sobre las trabas que tienes por ser mujer, sobre el maltrato –un tema que me afecta muchísimo y reivindico–, sobre la solitud de la mujer que no quiere ser madre, sobre el movimiento queer... Es transgresor sin una voluntad previa, sino que revisando nuestra obra, Massanet vio que todas estas preocupaciones estaban ahí.

¿Qué barreras deben superar aún las mujeres escritoras?

Muchas. El sistema institucional está concebido de forma patriarcal. Si te dan una beca para ir a escribir a Nueva York, por ejemplo, no está pensada para que puedas llevar a tu hijo si tu familia es monoparental, sino que dan por hecho que todos los escritores tienen facilidad para desplazarse y hacer un paréntesis en su vida para crear. Y lo mismo ocurre cuando te invitan a jornadas, mesas redondas, las Converses de Formentor, presentaciones, ferias de libros... Me ha pasado siempre, no se contempla la posibilidad de que puedas conciliar. En cambio, en otros ámbitos culturales, como el festival de Cannes, hay un servicio de cuidados para los hijos mientras ellas promocionan su carrera.

¿Por qué no ocurre en el ámbito literario?

El mundo de la escritura tiene tendencia a ser muy burgués, de personas con la vida solucionada y tiempo libre para escribir. Tener tiempo para eso es un lujo burgués y si no respondes a este perfil, debes buscar ratos para escribir, cuando te queda un poco de tiempo entre las jornadas maratonianas de trabajo y el cuidado de los niños.

Me recuerda a la Premio Nobel de Literatura Alice Munro.

Totalmente, y además ella me encanta. Tenemos más referentes, como Sylvia Plath, obligada a hacer de ama de casa y ofrecer la imagen que se esperaba de una esposa en la sociedad de su época, un hecho que terminó de desequilibrarla. Estos roles siguen produciéndose, pero no por el hecho de parir a los hijos, las mujeres tenemos que ser las únicas cuidadoras. Debemos seguir luchando porque con la extrema derecha los retrocesos vuelven a pasos agigantados.

¿El machismo se ha asentado en las instituciones con personas como Gabriel Le Senne?

Los maltratadores empiezan rompiendo objetos, como Le Senne. Podemos debatir si es machista o imita actitudes machistas para ser admirado por los suyos. Lo hizo y, pese a que tenía que ser imparcial, dialogar y negociar, mostró agresividad y dio órdenes a gritos y con golpes, como los maltratadores. ¿Se atrevería a hacerlo de no sentirse apoyado? Fue respaldado por la profunda misoginia de los suyos: «Ellas se lo buscan», «ellas le han provocado», dicen sus cómplices machistas y violentos. Desde las instituciones no garantizan que nos podamos expresar sin temor y, si muestra tal agresividad en público, alarma imaginarlo en privado.

Usted sufrió un desahucio hace dos años y ahora la situación de la vivienda es aún más insostenible. ¿Dónde está la solución?

Sin duda, en las instituciones públicas, pero no están haciendo el trabajo que les corresponde. Ahora ni siquiera la gente que puede pagar un alquiler encuentra algo, hemos pasado de un problema centrado en colectivos con menos recursos al mismo problema extendido a casi toda la sociedad de clase media. Y cuando tu principal preocupación es tener un techo, desatiendes el resto de reivindicaciones y dejas de tener voz en la sociedad.

¿Irá a la manifestación contra la masificación turística

Voy a todas las manifestaciones, pero también quiero incidir en que hacemos política con cada acto de nuestra vida, desde escoger dónde compramos hasta denunciar ante la administración las injusticias.