Gerente y representante de la propiedad

Pep Riera: «Nuestra intención y nuestro reto es celebrar todo tipo de eventos a lo largo del año»

Diplomado en Turismo por l’Escola Universitària de Turisme de Sant Pol de Mar (Girona), está al frente de la empresa de organización de eventos Son Mir, en la finca del mismo nombre, en Palma. Casado y padre de dos hijas, a Mir le encantan el deporte (senderismo y bicicleta de montaña) y la naturaleza.

Pep Riera está al frente de Son Mir desde 2008

Pep Riera está al frente de Son Mir desde 2008 / Zafirus

¿Por qué se decidieron en 2008 a entrar en el mundo de la organización de eventos?

En 2006, mi familia decidió adquirir la finca de Son Mir, que estaba prácticamente abandonada, en la carretera vieja de Sineu, para llevar a cabo en ella una reforma íntegra, tras la cual, en 2008, empezamos con la organización de eventos. Con anterioridad a esa fecha, operábamos como empresa dedicada a catering en distintas fincas de Mallorca, pero llegó un momento en el que pensamos que era importante disponer de nuestro propio espacio para poder organizar todo tipo de eventos. Entendíamos que era mucho más práctico y efectivo para ello tener todo lo necesario a mano. Por ese motivo, hemos ido acondicionando Son Mir hasta nuestros días; ahora podemos decir que está totalmente habilitada para todo tipo de eventos.

¿Qué tipo de eventos organizan en la finca?

Celebramos todo tipo de eventos: corporativos, empresariales, bodas, fiestas privadas. Y no hay que pensar sólo en grandes eventos, sino también en fiestas para una veintena de clientes (ya sea un menú degustación de Mark Fosh, una cata de vinos o de aceite o un cocktail para una exposición de arte o la presentación de algún producto. La finca, por sus características tras su profunda reforma de la que hablaba, se presta a la organización y celebración de todo tipo de eventos. La última obra que hemos llevado a cabo acabó en mayo es la construcción de un edificio, para poder organizar eventos más allá del verano.

¿En qué momento está ahora la empresa?

La empresa está bastante consolidada, después de todos estos años de trabajo; desde 2008 y hasta la fecha son ya 16 años de trayectoria, a lo largo de la cual hemos ido cumpliendo los objetivos. Para nosotros fue importante la entrada como partner en 2011 de la empresa de catering de Marc Fosh, Fosh Catering (liderada por Kevin Becker), y desde entonces trabajamos en exclusiva con ellos. Juntos hemos ido creciendo y hemos conseguido que Son Mir tenga una estabilidad remarcable y que sea un espacio reconocido por la ciudadanía. Y no sólo por los españoles, sino también por público extranjero. En este sentido, creo que Mallorca se ha convertido en los últimos años en un destino preferencial para la organización de bodas para clientela extranjera. En nuestro caso, hemos organizado bodas para clientes de Estados Unidos y Australia, además de contar con una nutrida clientela europea. El encanto de Mallorca juega a nuestro favor y también la buena conectividad aérea de la isla. En definitiva, diría que estamos en fase de consolidación y de crecimiento.

¿Hay mucha competencia en el sector?

Cada vez más. En Mallorca hay espacios espectaculares en los que se organizan eventos. Pero yo siempre pienso que la competencia es sana y ayuda a todos a mejorar y a ser más competitivos. Nosotros somos la única finca de Mallorca que trabaja con una sola empresa de catering. Por mi experiencia, diría que el sector de eventos vive un boom espectacular en los últimos cinco años, sobre todo en el apartado de eventos privados, que han cobrado mucha fuerza. Diría que fue en 2018 y 2019 cuando se vivió un punto de inflexión muy remarcable. La pandemia, en mi opinión, no hizo sino reforzar la voluntad de la ciudadanía de gozar de eventos y fiestas de todo tipo, y si son al aire libre, tanto mejor. Así, desde la segunda parte de la temporada 2021 y hasta la fecha estamos viviendo cuotas de demanda increíbles. De hecho, observo como cada año en Mallorca se inauguran nuevos espacios, nuevas fincas, nuevos hoteles. Ha habido, sin duda, un cambio de chip. Diré que estamos recibiendo ya peticiones de reservas para 2026 y 2027.

Muchos sectores se ven dificultades para contratar mano de obra cualificada. ¿Es ésta su situación?

Nosotros tenemos una plantilla fija de diez profesionales, además de los que luego se contratan para la temporada de eventos. Pero en lo que se refiere a las labores agrícolas estacionales, como la recogida de la aceituna, en otoño -que siempre se ha llevado a cabo con temporeros- hemos constatado que, tras la pandemia, nos encontramos con muchas mayores dificultades para encontrar ese personal. En relación con el servicio de catering, también hemos observado dificultades a la hora de encontrar personal, y en mayor medida si hablamos de personal cualificado. ¿La causa? La propia problemática del trabajo y las dificultades propias de la isla durante la temporada alta.

¿Cuál es el perfil del cliente de Son Mir?

Más privado que público. Por nacionalidades, el perfil más habitual en el ámbito privado es el cliente británico (del orden del 80% del total), bastante por encima de mallorquines, alemanes y norteamericanos, cuyo mercado está aumentado de un modo relevante. Baste decir que para este 2024 vamos a organizar 15 bodas para clientes de Estados Unidos. Además de organizar eventos los fines de semana (para nosotros, viernes, sábado y domingo), también ofrecemos poderlos llevar a cabo de lunes a jueves.

¿Cuál es la principal demanda de la clientela desde el punto de vista del servicio?

Principalmente y sin duda, solicitan exclusividad. En este sentido, nosotros sólo organizamos un evento al día, de modo que los clientes tienen toda la finca, con los distintos espacios y servicios, a su entera disposición. En el caso de una boda, por poner ejemplo, hay espacios distintos para la ceremonia, para el aperitivo, para la comida y para la cena.

¿Existen diferencias entre lo que demanda un cliente extranjero y otro local?

Uno y otro buscan, como decía, exclusividad en el uso y disfrute de la finca. La diferencia, con sus excepciones, es que por lo general el cliente extranjero tiene un mayor nivel adquisitivo.

¿Qué importancia tiene para Son Mir como empresa la producción de aceite?

Es la segunda línea de negocio de la empresa y complementa a la organización de eventos, puesto que la recogida de la aceituna (en nuestro caso, trabajamos con arbequina y picual al 50%) empieza en octubre; es decir, en la parte final de la temporada de eventos. Me gusta decir que los olivos (tenemos 7.000, plantados todos ellos en 2008) son el pulmón verde de la finca. La vertiente logística de esa rama de la empresa la lleva mi esposa, Louise Martens. Producimos aceite de oliva virgen extra y formamos parte de la Denominación de Origen (DO) Oli de Mallorca, por lo cual nuestras aceitunas son tratadas para su conversión en aceite en la almazara de Cooperativa de Sóller. En la temporada 2023-2024, alcanzamos los 35.000 litros. La comercialización se lleva a cabo en distintos locales de Palma y también en el extranjero (Austria, Alemania y Estados Unidos, esencialmente). Asimismo, lo vendemos on-line, a través de la plataforma Fet a Sóller, en la que estamos integrados.

¿Por qué tipo de promoción apuestan?

Aquí, en la isla, siempre ha funcionado muy bien (y sigue haciéndolo) el boca a boca. En el mercado internacional, lo que funciona con notable impacto en la actualidad son las redes sociales; Instagram entre otras. De la misma manera, es muy importante tener una página bien completa y con información clara. Ello contribuye de manera importante para tener los niveles de demanda de los últimos años. Hemos percibido claramente que los extranjeros que nos contratan vienen con los deberes hechos; es decir, por su propia cuenta, consultan internet y se documentan con todo detalle. A través de nuestra página web, recibimos cinco-seis peticiones al día; que se suman a las reservas hechas por teléfono (a través de agencias de eventos) o, como decía, a través de las redes sociales.

¿Cuáles son los principales retos de futuro que tienen marcados?

La intención es llegar más a las empresas y entrar también en el denominado sector MICE; es decir, el turismo de negocios, a través de reuniones, congresos y convenciones. Lo cierto es que ya lo estamos llevando a cabo, pero queremos otorgarle mucho mayor protagonismo, porque eso redundaría en una prolongación de la temporada. En la actualidad, tenemos una temporada muy estacional (diríamos que se extiende de mediados de abril a mediados de noviembre), y la intención es tener actividad el mayor número de meses posible para, si cabe, dar mayor estabilidad al negocio y a la propia plantilla de trabajadores, activa todo el año, porque en una finca como ésta siempre hay cosas que hacer. Además de ello, junto a la empresa de Marc Fosh, estamos intentando configurar una oferta que sea algo distinto a lo convencional, una oferta rompedora: ahora lo que el cliente busca por encima de todo son experiencias, y en este terreno estamos trabajando para poner en marcha en breve proyectos interesantes.

Una finca histórica, remodelada totalmente en 2006 y 2007

Ubicada en Palma, pero alejada del mundanal ruido, en la finca de Son Mir -si no hay evento ese día- se puede escuchar el silencio, sólo interrumpido por los cantos de los pájaros. Hablamos de una posesión con un marcado carácter histórico, con 7.000 olivos y todo tipo de árboles frutales. 

La posesión, dentro del marco de las fincas mallorquinas, data del siglo XVII y en el libro del Archiduque Luis Salvador Die Balearen figura como la décima finca agrícola y ganadera más grande de Mallorca; antiguamente sus tierras llegaban hasta Son Sant Joan y Sant Jordi. El primer documento escrito que acredita la existencia de la finca data del año 1588, año de construcción de las primeras casas, siendo en 1789 cuando se construyó la segunda parte de la edificación.

Tras muchas décadas inactiva, fue adquirida por la familia Riera Simonet y restaurada totalmente en 2006 y 2007 por el arquitecto Juan Tolo Seguí y por el interiorista y diseñador de espacios Antoni Esteva. Ambos trabajaron con la premisa de respetar el carácter mallorquín del enclave y los elementos arquitectónicos originales e integraron otros, modernos y elegantes. 

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