Análisis

Prohens amnistía a Le Senne

Prohens amnistía a Le Senne

Prohens amnistía a Le Senne / matías vallés

Matías Vallés

Matías Vallés

Gabriel Le Senne, el hombre que atacaba a las mujeres muertas, siempre quiso ser famoso. Lo necesitaba para reivindicar su frágil carácter, incluso en la esfera personal. No le importaba montar una guerra con tal de alcanzar la notoriedad y, si ello fuera preciso, el martirio. Metafóricamente hablando, claro, una cosa es el correaje y otra el coraje.

De hecho, Le Senne nunca hubiera imaginado que una mujer se atreviera a desafiarle, aunque fuera la Mercedes Garrido que construyó por sí sola la autopista a Campos. En la biografía del presidente del Parlament no constaban precedentes de una sublevación femenina contra el poder viril, dejémoslo en masculino en su caso. Por eso lleva dos días de disparate en disparate. Está viajando por terra incógnita.

El anodino Parlament se ha militarizado con una atmósfera guerracivilista, lo cual obliga a analizarlo desde la órbita castrense. Por ejemplo, en el disciplinado «Marga Prohens se pone de nuevo a las órdenes de Vox». Hasta la extrema derecha le sirve a la presidenta del Gobierno para suplir la ausencia de un discurso propio. Primer tiempo del saludo y taconazo, lo que ustedes ordenen. La diputada mallorquina que acusaba en el Congreso a Irene Montero de someterse a «un macho alfa», se humilla ante los nostálgicos de los fusilamientos en una Guerra «poliédrica», según acaba de votar el PP en pleno mientras distrae a la parroquia con Le Senne.

Es más fácil insultar a una ministra que disponer de una política propia por encima del fútbol sala. De ahí que, en cumplimiento de la voluntad de la ultraderecha moderada, Prohens ha amnistiado a Le Senne con la misma determinación y argumentos utilizados por Pedro Sánchez para extenderle el perdón a Puigdemont.

El tan cacareado Govern «en solitario» está uncido al yugo de Vox. Si para ello hay que volver a fusilar a una mujer, los muertos no se quejan. ¿Dónde queda el discurso del PP sobre los bilduetarras? Prohens hace de la necesidad, virtud, todo vale para mantenerse en el cargo en la senda de Sánchez. De hecho, Vox ya manteó a la presidenta al eructar la destitución de un Le Senne que acaba de dar la razón a los ignorantes de su grupo neofranquista.

En el Evangelio de Vox según Prohens, el presidente del Parlament solo es culpable de «faltar al respeto a las víctimas», curiosa traducción de desfigurar a una mujer previamente ejecutada por los suyos. Como mínimo, la presidenta del Govern podría haber emitido un esbozo de solidaridad ante el dilema que debió afrontar el madrileño Sánchez en Cataluña.

Agredir a mallorquinas vivas y muertas tiene premio, pero la mayor sorpresa surgió ayer del «Comunicado del presidente del Parlament», en el que vuelve a utilizar fondos públicos para su defensa y ataques privados. El texto lamentable tiene una virtud, transparenta que Gabriel Le Senne ha entrado en pánico. Sus arremetidas rabiosas corresponden al político que arrasa su despacho con la misma furia exhibida para despedazar la foto de una mujer fusilada, aterrorizado ahora por la entrada en juego de la fiscalía.

Se ha advertido desde el principio de este texto que Le Senne quiere ser famoso, como una starlette o un influencer, pero que desde luego no es un héroe. El último capítulo de sus tediosas obras completas pertenece al género «consulte a su penalista». De repente, han desaparecido las disculpas y rectificaciones, se ha borrado el recorrido factual grabado por el vídeo del propio Parlament. El fanfarrón actuó a la perfección y con el aval de «los letrados de la Cámara», a quienes convierte en cómplices de su violencia.

Abusando del membrete del Parlament para sus querellas particulares, Le Senne presume con insistencia de su «imparcialidad de los intereses partidistas», para insultar a continuación por dos veces en un comunicado institucional a un tal «Pedro Sánchez». Se acepta con resignación que el matoncito viene a acabar con la democracia, pero debería disimular. Se muestra tan desagradecido hacia la amnistía como Puigdemont, ya está estudiando la próxima foto a resignificar. Ni siquiera reconoce el gesto de Prohens. Solo habla de los «intereses» de unos abstractos «españoles». Vivos o muertos.

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