Boulevard

Los hoteleros viajarán en bus para no saturar las carreteras

Los industriales turísticos dan el primer paso para erradicar a los indígenas superfluos, por ahora solo en temporada alta

Matías Vallés

Matías Vallés

Adivina, adivinanza, cuántos mallorquines habrá en el próximo Consejo General del Poder Judicial. Cero, ni uno más ni uno menos. En cambio, el Consejo General del Poder Turístico está repleto de isleños y presidido por la revolucionaria María Frontera, que acaba de decretar la prohibición del uso del coche a los nativos que estorban a los turistas. Hay que sacar de las carreteras a los indígenas que se atrevan a tener más de un coche por familia. «Somos nosotros los que tenemos que hacer un cambio de chip», exige en primerísima persona. Es decir, que los hoteleros locales se apearán del Mercedes y viajarán en autobús para no saturar el tráfico. De momento no me he encontrado a ningún hotelero en una parada, pero no desespero. De hecho, la última vez que vi a Frontera no pilotaba precisamente un utilitario, sino un tanque con capacidad para varias familias.

Vamos con los datos de Frontera. «Todos los europeos tal vez tienen un coche por familia», pregona. Supongamos una unidad familiar de dos miembros, extremadamente reducida incluso para los parámetros de la hotelera. Pues bien, según las estadísticas oficiales de Eurostat, seis de cada diez familias europeas de solo dos personas también son propietarias de al menos dos vehículos. Los países donde la mayoría de hogares (de solo dos miembros, recuerde) tienen más de un coche son Italia, Luxemburgo, Finlandia, Chipre, Estonia, Malta, Chequia, Lituania, Alemania, Eslovenia, Polonia, Francia, Austria, España (este le sonará a Frontera), Portugal, Grecia, Bélgica y así sucesivamente. Por tanto, la frase correcta es «Todos los europeos tienen más de un coche por familia».

La conclusión de que Frontera no sabe de qué está hablando resulta demasiado facilona, casi tautológica. Por ceñirse a los alemanes que nos colonizan, tienen 600 coches de pasajeros por cada mil habitantes, mucho más de «un coche por familia». No debe concluirse que la presidenta hotelera ha encadenado una falsedad detrás de otra, ni siquiera una banalidad detrás de otra. Obedece a un cuidadoso plan, los industriales turísticos dan el primer paso para erradicar a los indígenas superfluos, por ahora solo en temporada alta.

Los hoteleros no quieren limitar la movilidad de los turistas, solo los coches en propiedad para los malditos nativos. Primero se les reprocha que tengan un vehículo o dos, qué se habrán creído. Después se vetará que lo utilicen para llegar a la playa, adónde piensan que van como dice la diputada intelectual de Vox. A continuación se les recomendará que no salgan de casa para no entorpecer el flujo de los visitantes. Y así sucesivamente. Los hoteleros ni siquiera deseaban quitar el foco de su admirado Gabriel Le Senne, solo acelerar la limpieza étnica de Mallorca. Un cambio cheap de chip, sin duda.

Hablando de Terminator Le Senne, ya sabrán que a estas horas preside el Parlament para desolación del PP. Ha denigrado la cámara autonómica que asienta sus reales sobre el antiguo Círculo Mallorquín, nacido precisamente de la mano de Pedro Daniel Le Senne O’Sullivan, que presidió la entidad ociosa en 1852. Pueden imaginar la desesperación de su descendiente, al tener que colgar en sus posesiones dinásticas la bandera LGTB. No es de extrañar que se transformara en Mister Hyde, en Hulk o en el doctor Connors/Lagarto de Spiderman.

En la imagen que hoy nos ilustra, y que ampliamos con una detallada galería fotográfica en nuestra edición digital, puede observarse el vientre del barco correo del Grupo Trasmed que el pasado domingo efectuó el trayecto nocturno Barcelona-Palma. Según los pasajeros, la acumulación de cuerpos durmientes en cualquier rincón se debe a que hay más viajeros que butacas. Las quejas en los mostradores recibían la respuesta de que «no les quito la razón, pero no somos responsables de lo que venden en tierra».

Una portavoz de la Tras ofrece vía WhatsApp la siguiente versión de lo ocurrido en el barco Barcelona-Palma:

«Puedo confirmarte que en todo momento cumplimos el aforo del barco. No se vende ni un billete más de lo permitido. Pueden darse casos de gente que se tumbe en el suelo pero no es porque no tengan asiento, sino porque prefieren tumbarse a viajar sentados».

Esta argumentación irrefutable tal vez no explica que haya pasajeros durmiendo sentados sobre un taburete, según se aprecia en las fotografías, pero es que hay gentes de difícil conformar.

Berta Sureda es el ángel que gestionó la entrevista con su padre Josep Lluís Sureda Carrión. Precisa, atenta al mínimo detalle, disculpando su ausencia porque «me coincidía con una cita médica», con esa formulación delicada y elegante de los mallorquines desaparecidos pero nunca olvidados.

Reflexión dominical educativa: «La pedagogía contemporánea consiste en tratar a los niños como adultos y a los adultos como niños».

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