Jesús González, catedrático de Geografía: «Toda Mallorca es una ciudad y un territorio totalmente urbanizado»

Director de la Cátedra d´Estudis Urbans (UIB). Analiza los datos del INE en que se apunta a un crecimiento de 235.000 nuevos habitantes en Balears dentro de 15 años. Todo ello sumado al aumento de llegadas de turistas

El catedrático de Geografía y   director de la Cátedra d´Estudis Urbans, Jesús González.

El catedrático de Geografía y director de la Cátedra d´Estudis Urbans, Jesús González. / DM

Guillem Porcel

Guillem Porcel

Baleares acogerá alrededor de 235.000 nuevos habitantes en los próximos 15 años, según el INE. ¿Cómo valora estos datos?

La proyección demográfica del INE es enorme y muy importante. Esto viene a demostrar una tendencia: el crecimiento de este binomio turístico-inmobiliario, que evidentemente tiene la parte positiva al generar empleo y prácticamente no tener desempleo, tiene en cambio otras implicaciones.

¿Este crecimiento será perjudicial para las islas?

El crecimiento en sí no debería entenderse como un problema, pero este dato es paralelo al de la presión turística, que va en aumento y ya hablamos de 18 millones de turistas. Un aumento demográfico tan importante, sumado a la presión humana altísima, tendrá impactos evidentemente territoriales o socioterritoriales, sobre todo en el consumo y la artificialización del suelo y, por supuesto, todo lo que pueda afectar la calidad de vida.

¿Qué va a suponer?

Supondrá la necesidad de proporcionar servicios públicos para la población, sanitarios o educativos, pero también otro tipo de temas que generan mucho debate y que nos llevarán a reflexiones profundas y de difícil solución, como las infraestructuras o las carreteras. Desde el punto de vista conservacionista, la construcción es algo en lo que todos estamos de acuerdo para que no se artificialice más, pero ante estos aumentos demográficos, añadido al aumento del número de turistas, las infraestructuras que hay son insuficientes. Y evidentemente está de nuevo el tema de la vivienda por encima de todo.

¿Qué significa que esté todo interrelacionado?

Sí. Desde el punto de vista proteccionista no defendemos la artificialización ni la construcción de más viviendas, pero hay que dar alojamiento a una población que mayoritariamente procede de la inmigración, lo que genera una situación de muy compleja solución. Pero en Balears todo está interrelacionado. El turismo, el medio ambiente, el sector inmobiliario, el urbanismo, la ordenación del territorio, los espacios naturales. Todo forma parte de un mismo conjunto donde el turismo es el eje transversal. Por tanto, las soluciones no pueden venir dadas desde un punto de vista sectorial. Una única política en vivienda no te va a solucionar las cosas. Lo mismo pasa en temas medioambientales o de espacios naturales.

¿Estas proyecciones supondrán realmente una peor calidad de vida para los residentes? 

Hay que tener mucho cuidado en este caso con el tema de los titulares porque esto no implica un rechazo a la inmigración. Es decir, las altísimas densidades y la fortísima ocupación del suelo que se producirá, además de toda una demanda enorme de servicios públicos, nos llevará a tener que cambiar el modelo territorial. Pero cuidado porque esto no implica un rechazo a la inmigración. No se puede afirmar que la inmigración sea la culpable de una pérdida en la calidad de vida. Ese discurso es muy peligroso porque puede llegar a determinados sectores que dicen: «La población va a crecer mucho y vamos a perder calidad de vida porque viene mucha gente de fuera, los culpables son los inmigrantes». Cuidado, nada más lejos de la realidad. Los inmigrantes, si vienen, es porque hay oferta laboral, pero ellos no son los culpables. Puede haber muchos que insistan en que vamos a perder calidad de vida porque vienen muchos a trabajar. Yo para nada estoy de acuerdo. Si vienen es porque hay un modelo económico que, con todo el sector turístico, inmobiliario y demás, genera atracción y trabajo, pero no son los culpables. El tema en Balears es un tema, muchas veces, espacial y temporal.

Explíquese.

En la actualidad hemos pasado del binomio entre turismo y sector inmobiliario que primero estaba en determinados puntos del territorio, principalmente en las bahías como la de Palma, a un segundo boom fundamentalmente en el litoral, que desde los años 90 y sobre todo desde el 2000 ha supuesto que todo el territorio sea susceptible de explotación turístico-inmobiliaria. Cuando digo todo, es todo. Este es uno de los factores que explica, por ejemplo, el precio de la vivienda. En otras ciudades, a medida que te alejas de aquellos espacios urbanos y de la ciudad, los precios normalmente descienden. En el caso de Palma no sucede eso. En algún caso desciende un poco y en otros incluso llegan a aumentar. Todo el territorio es urbano y todo el territorio entra en la dinámica turístico-inmobiliaria.

Se habla mucho de la necesidad de desestacionalizar.

La estacionalidad turística era una fórmula de protección territorial. Los turistas se concentraban en X meses del año que coincidían con el verano y poco más. Desde siempre se defendió la necesidad de desestacionalizar, pero hay que preguntarse qué significa esto. ¿Desestacionalizar significa los 12 o 13 millones de turistas que teníamos hace unos años y repartirlos más o menos de manera equitativa en los 12 meses del año? Eso me parece más o menos correcto. Pero ahora desestacionalizar es otra cosa. Significa que la temporada alta, la de máxima ocupación, ya son casi 8, 9, 10 e incluso 12 meses del año. Antes, si observabas un gráfico, había un pico en el que el verano, sobre todo julio y agosto, tenía un crecimiento muy grande de llegada de turistas que luego bajaba. Actualmente, esta cordillera se está convirtiendo en una meseta porque suben todos. Y eso, evidentemente, hace que lleguemos a estos 18 millones de visitantes, que es un número elevadísimo. Todo esto contando únicamente turistas, porque luego quedan todos aquellos que tienen segundas residencias y otro tipo de población que viene sobre todo del norte global, de países más ricos, para trabajar aquí de forma temporal.

Habla de Baleares como un laboratorio.

Como en otras tantas cosas relacionadas con todo lo turístico, Balears es un poco pionera. Porque si vamos a otras comunidades autónomas, hablar de esto yo creo que aún les quedan algunos años. Como sucedió con la ecotasa, que Balears fue la primera comunidad donde se instauró, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero fue la primera región donde se aplicó, y generó mucha polémica. Al final toda la sociedad lo admitió perfectamente y, a partir de ahí, otras muchas comunidades autónomas están instaurando lo mismo. Balears se puede entender como un laboratorio en temas turísticos, pero también de sobrepoblación.

Defiende que toda Mallorca ya es un territorio urbano.

Con este crecimiento demográfico, aparte de tener una inmigración dual porque están los del norte y los del sur, Balears o al menos Mallorca ya es un territorio urbano. Toda Mallorca es una ciudad. Quizá es un poco provocativa la afirmación, pero desde un punto de vista funcional, incluso atendiendo a todo lo que comentábamos antes del acceso a la vivienda y demás, sí que lo es. Es evidente que paisajísticamente no todo es urbano, pero sí desde un punto de vista funcional. Basta ver la extensión del área de influencia de Palma y del nivel de urbanización que ya ocupa toda la isla, incluida la Serra de Tramuntana.

Lo de ‘toda Mallorca ya es como una ciudad’, ¿es una buena manera de definir el contexto actual?

Yo creo que sí. En Mallorca evidentemente hay desequilibrio y mucha desigualdad, fundamentalmente en el interior de Palma, que es lo que yo más estudio. Investigo mucho las desigualdades interurbanas en el interior de Ciutat y, evidentemente, hay muchas. Pero una supuesta área metropolitana de Palma incluiría toda la isla. Está claro que hay un extraordinario paisaje rural, aunque desde un punto de vista funcional, si vas a la tramuntana, Deià ya no es un núcleo rural. Solo lo es paisajísticamente hablando. En cambio, si ves en lo que trabaja la población, incluso su origen, dinámicas, comportamientos o la actividad comercial, no son de un espacio rural por todo el efecto de la gentrificación. El componente urbano está muy generalizado. Afortunadamente, se mantiene lo rural en lo paisajístico, pero en todo lo demás es un territorio totalmente urbanizado. 

Pero en España hay territorior muy diferenciados.

Si hablamos de España, evidentemente, hay al menos dos grandes espacios. Por un lado todo el litoral mediterráneo, conectado con Madrid, donde se concentra gran parte de la actividad económica y de la población, mientras tenemos otra parte, lo que se llama España vaciada, que es un término que no me gusta mucho, que tiene problemas de atonía demográfica, económica, etcétera. Este fuerte desequilibrio hace que en el caso de Balears, por ser un territorio limitado, el impacto sea mucho mayor. Porque la presión turística es elevadísima. Es decir, hay un dato que yo creo que a cualquier persona que venga de fuera se lo explicas y lo entiende perfectamente. Balears, con 1,2 millones de habitantes, recibe casi 18 millones de turistas. En cambio España, que está entre las tres primeras potencias turísticas mundiales,, tiene alrededor de 47 millones de habitantes y recibe 85 millones de turistas. España duplica por dos y Baleares, casi por 18. Esto significa que no estamos comparando Balears con un país secundario sino con un país principal. Si esto lo añadimos a un territorio limitado y frágil por su propia condición insular, pues evidentemente entendemos fácilmente el impacto que esto está teniendo.

¿El decrecimiento es fundamental?

El concepto de decrecimiento es un concepto que desde el punto de vista de la academia ya está bastante instaurado desde hace años. En principio, cuando se empezó a hablar sobre la necesidad del decrecimiento, a veces algunos partidos políticos o sectores empresariales no lo defendían y no estaban de acuerdo, pensaban que podía ser la ruina. Pero este concepto ha ido evolucionando y ahora, en algunas ocasiones, el sector hotelero o una gran mayoría de los partidos políticos a lo mejor no dicen la palabra decrecimiento pero sí que al menos empiezan a valorar la necesidad de paralizar esto. Se ha ido generalizando. Al principio sólo era un sector muy pequeñito, pero a la vista de estos aumentos tan importantes fundamentalmente en la clave turística es algo que se ha ido generalizando. Yo creo que es una evolución interesante.

Usted ha estudiado con detalle la situación en Palma.

La desigualdad es constante y notable. Lo que sí es que hay cada vez como menos espacios intermedios y muchos espacios empobrecidos y muchos espacios gentrificados. Además funcionan como manchas, es decir, la mancha de la gentrificación y del empobrecimiento son dos grandes manchas que se van moviendo por el espacio. Si esto lo cartografiamos en diferentes momentos veremos cómo la gentrificación está en unos barrios pero se extiende hacia otros y los del empobrecimiento más o menos lo mismo, como una especie de pugna. El empobrecimiento se relocaliza.

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