Los empresarios turísticos rechazan la imposición de la reducción de la jornada laboral

Exceltur esgrime que el coste anual para las empresas superará los 2.300 millones y apela a llegar a un acuerdo vía negociación colectiva

Suman a las dificultades de un sector sui géneris, "presencialista" en sus servicios, la dificultad para encontrar trabajadores

Una camarera de pisos en su turno de trabajo, en un hotel de Palma.

Una camarera de pisos en su turno de trabajo, en un hotel de Palma. / Guillem Bosch

Myriam B. Moneo

Myriam B. Moneo

Exceltur, la Alianza para la Excelencia turística, mostró este jueves su «rotundo rechazo» por sus efectos en las empresas turísticas a la aprobación «unilateralmente, sin el apoyo empresarial», de la reducción de la jornada laboral máxima legal sin rebaja salarial hasta las 37,5 horas.

Ante el plan del ministerio de Trabajo el lobi que representa a una treintena de grandes empresas del sector declara su apoyo a la posición de la CEO, que se ha opuesto «a su implementación inmediata por ley». La organización que lidera Gabriel Escarrer aboga por canalizar este debate y llegar a un acuerdo en el marco de la negociación colectivo de cada subsector. Advierten que por sus características la implantación de la reducción de jornada en las actividades turísticas se dificulta porque la mayor parte de servicios son «presencialistas» y necesitan a sus trabajadores.

Calculan que la implantación de la jornada reducida supondría para las empresas un coste anual de 2.348 millones de euros. Coste calculado en el supuesto de que pudieran encontrar trabajadores formados para complementar las horas reducidas, «lo que no se produce en el contexto actual».