Miquel Nadal presidirá UM, después de que Maria Antònia Munar decidiera no repetir en el cargo. El cambio no resultará fácil ante los retos a que deberá enfrentarse el partido. Muy probablemente Unió Mallorquina ha sido lo que es, el partido bisagra siempre necesario, por la personalidad y la autorictas de Munar, especialmente desde la retirada de Jeroni Albertí. Pero a su vez, la limitación de UM, su carácter de bisagra con riesgos permanentes de convertirse en innecesaria, también es fruto de la propia idiosincrasia de Maria Antònia Munar. En mi fuero interno estoy convencido de que su presidenta conocía sus puntos fuertes y débiles. Y en consecuencia, además de otros posibles motivos, ha decidido soltar lastre. Pero, ¿y ahora qué?

En primer lugar, vistas y comprobadas las diversas sensibilidades internas, Miguel Nadal deberá a acostumbrarse a una dirección colegiada, ser primus inter pares, si quiere llevar la nave a buen puerto, sabiendo que no tiene la autoridad moral de su antecesora. En segundo lugar, le resultará dificultoso a Miguel Nadal tener la notoriedad política y social que tuvo la anterior presidenta. Ante todo por las diferencias abismales de sus caracteres y personalidad, pero también porque Miguel Nadal no ocupa escaño en el Parlament ni en el Consell, no tiene ningún cargo público ejecutivo, y ni tan siquiera es portavoz de su partido en el Ayuntamiento de Palma.

En tercer lugar, el nuevo presidente afirma que quiere superar su condición de bisagra para liderar un proyecto con vocación mayoritaria fundamentado en un nacionalismo moderado. Tal tarea, con ser meritoria, no es fácil de realizar. De momento sólo tiene presencia en Mallorca, lo que le impide tener un número relevante de diputados en el Parlament. Hoy por hoy, la extensión y consolidación de fuerzas hermanas a UM en las otras islas se antoja, cuanto menos, muy dificultosa. Por otra parte le resulta imprescindible en Mallorca, además de ampliar su presencia en Palma, recuperar su pulso político en feudos tales como Inca, Manacor, Llucmajor, Marratxí... donde ha perdido presencia.

En cuarto lugar, a UM y a su presidente se le presenta un reto próximo si pretende articular un proyecto político nacionalista de talante moderado. Me refiero a las ya próximas elecciones generales del mes de marzo. Dado que el distrito electoral único es Balears, UM suele obtener unos resultados en torno al dos por ciento. De hecho, no es extraño que votantes de UM en las convocatorias autonómicas voten a otros partidos en las generales, dada la inutilidad del voto uemita. ¿Piensa UM proponer un pacto con otras fuerzas nacionalistas con la finalidad de articular una candidatura única nacionalista en las próximas elecciones generales? En su caso, ¿a qué partidos piensa proponérselo? Tres pueden ser los partidos susceptibles de pacto. El PSM, lo que le supondría no repetir con EU la coalición progresista. De momento, no parece que el conjunto de militantes del PSM estén por tal opción, sin negar que pudieran existir partidarios. ERC, parece proponer una coalición nacionalista para las generales, pero ¿incluye a UM en tal propuesta? Entesa ya ha puesto sobre la mesa tal posibilidad, pero ¿se mantendría en sus trece si no estuviera el PSM?

Una última reflexión. Hay datos suficientes para deducir que al PP le hubiera agradado más que el presidente hubiera sido otro con un perfil más ´izquierdoso´ que Nadal. El motivo es evidente. Si el talante de UM presidido por Nadal es de centro-derecha, el hipotético caladero de nuevos votantes de Unió Mallorquina puede ser el mismo que los populares. En cambio si el perfil de UM fuera más de centro, un tanto escorado al centro-izquierda, los votantes del PP quedarían a salvo de tentaciones.

Sin duda Unió Mallorquina ha emprendido una nueva travesía política. En principio no tiene por que significar inevitablemente una travesía por el desierto. Pero tendrán que pertrecharse de armas y bagajes, de inteligencia política y de paciencia, para superar posibles vientos y mareas. Suerte.