Opinión | Presidenta electa de México

Limón & vinagre | Claudia Sheinbaum: Una dama de hielo en la caldera mexicana

La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum

La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum / Isaac Esquivel / EFE

Claudia Sheinbaum (Ciudad de México, 1962), flamantemente elegida para el cargo de presidenta de México en las elecciones del 2 de junio, cumple hoy 62 años. Tomará posesión el 1 de octubre, al día siguiente de que se extinga el sexenio de su mentor, Andrés Manuel López Obrador, factótum junto a Sheinbaum de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) y de la coalición electoral Sigamos Haciendo Historia.

Sheinbaum tendrá ante sí el reto de ordenar la -según el FMI- decimosegunda economía mundial (España es la decimoquinta) y de tomar las riendas de un Estado tan posibilista como fallido, con un problema estructural de corrupción institucional y un mundo criminal ligado al narcotráfico que extiende sus tentáculos sobre todas las capas sociales: la acción de los carteles genera más de 33.000 millones de dólares al año en el país. La cifra duplica la producción nacional de la industria farmacéutica y supera el PIB de economías como Haití, Jamaica o las Bahamas.

Inscrita por los expertos en una izquierda moderna, más europea que indigenista y preocupada por los derechos humanos, la ecología, el género y la diversidad sexual, Sheinbaum representa el sentido pragmático de la política y una rara avis del poder en México. Es licenciada en Física, científica por vocación y autora de más de cien publicaciones relacionadas con el medio ambiente, la energía y el desarrollo sostenible. En un estado que tiene en el patriarcado y la masculinidad una de sus señas de identidad, la dirigente está dispuesta a aprobar ambiciosas reformas en lo que los analistas han vaticinado como un poder tranquilo. Tiene trabajo por delante.

De ascendencia judía, Sheinbaum ya sabe lo que es gobernar. Muy activa en los movimientos estudiantiles durante su etapa universitaria, López Obrador la incluyó en su gabinete durante su etapa al frente del Distrito Federal para hacerse con la Secretaría de Medio Ambiente. Corría el año 2000 y aquello la llevó a la portavocía de López Obrador para las presidenciales de 2006, la constitución de Morena en 2011, alcaldesa de Tlalpan en 2015 y jefa de Gobierno de Ciudad de México entre 2018 y 2024. Durante todas estas etapas se ganó el apelativo de dama de hielo por su estilo sobrio e impasible. A principios de mes se convirtió en la presidenta más votada en la historia de México con el 59,5% de los votos, más de seis puntos por encima del porcentaje obtenido por López Obrador en 2018, y 32 de ventaja sobre la mujer que lideraba la alianza opositora, Xóchitl Gálvez.

Machismo rampante

Conoce de cerca los embates de la corrupción. Afectada por el machismo rampante, sus opositores quisieron colocarla siempre a la sombra de su primer esposo, el también político y exalcalde de Tlalpan Carlos Imaz, sorprendido en una grabación de 2004 aceptando dinero de un empresario en el asunto conocido como Los videoescándalos. La pareja se divorció en 2016.

Quieren ponerla de nuevo a la sombra de un hombre, en este caso su mentor, López Obrador, líder de la izquierda mexicana al que acusan de utilizar a Sheinbaum para sus propios intereses. Tendrá, por tanto, la nueva presidenta que derribar tres barreras preconcebidas y habituales en la política del país norteamericano: la corrupción, el machismo y el narco.

El pasado abril, en plena campaña electoral, la comitiva de la candidata fue retenida en Chiapas por un grupo de encapuchados encargados de mantener la seguridad en un área afectada por pugnas entre narcotraficantes. Antes de dejarla continuar, un hombre con pasamontañas le espetó: «Que se acuerde cuando esté en el poder, acuérdese de la Sierra, acuérdese de la gente pobre, nada más eso le queremos decir». Sheinbaum sigue la estela de López Obrador, más centrado en la atención a la pobreza y la marginación como causas de la violencia que en el combate directo a las mafias.

«Nosotros no vamos a declarar guerras, eso ya lo probó el país y eso no sirve para nada, al contrario, genera mucha más violencia», sostuvo Sheinbaum durante la campaña. Disminuir la impunidad, reforzar la Guardia Nacional, la creación del Sistema de Investigación e Inteligencia para la Seguridad Pública y fortalecer la coordinación entre dependencias estatales y las fiscalías locales conforman su estrategia para luchar contra el narco. El consumo de droga y las adicciones, aduce la presidenta electa, deben atenderse como un asunto sanitario. 

Pocos son quienes creen que vaya a lograr su objetivo. La violencia en México, con una media de 77 homicidios diarios en 2024, supera a cualquier serie de ficción. 

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