Notas históricas, revistas satíricas del siglo XIX y artículos de prensa. Durante dos años, el historiador Gaspar Valero (Palma, 1958), en compañía de Jaume Bueno y Bartomeu Font, se ha sumergido en todas estas fuentes para hacer acopio de suficientes datos y escribir Les festes de Palma. Tomando un orden cronológico, Valero hace un recorrido por el origen de los festejos de Ciutat, la tradición y la vigencia de estas celebraciones.

– ¿Cuál es el origen de la mayoría de las fiestas que se celebran en Palma?

– Hay dos motivos: el religioso y el cívico. Aunque la mayoría de las fiestas de Palma son religiosas, algunas tienen un origen cívico, como la fiesta del Estendard. Esta es una fiesta muy especial, la más antigua de Europa de este tipo. El antiguo patrón de la ciudad, el ángel protector, ha dejado su huella. La imagen del ángel corona el palacio de La Almudaina. Otra fiestas, como Sant Jordi, se basan en que era el patrón de la caballería. Sus fiestas eran caballerescas, de un contenido mucho más cívico y social.

– Muchas de estas fiestas de origen religioso se viven de una forma muy distinta en la actualidad. ¿Existe un trasvase entre las fiestas religiosas y las paganas?

–Puede haber un doble origen. Ahora estamos envueltos por el ciclo del cristianismo. Sin embargo, hay otras fiestas de origen pagano, como el Carnaval, que ha sido asumida por el ciclo cristiano. Dentro de lo que supone la tradición cristiana, hay fechas mucho más marcadas que la Navidad. La Pascua, con todas sus procesiones, es una celebración religiosa más importante. De hecho, lo que se está hablando es de la resurrección. Lo que sí es cierto es que las fiestas de los patrones de verano se han convertido en una auténtica excusa para la gresca.

– Con el paso del tiempo ¿hay alguna fiesta que haya cambiado por completo el mensaje al primigenio?

–Hay datos curiosos. La Fiesta de Sant Joan se celebraba en La Lonja. Era una fiesta de los caballeros de la orden de Malta. Cinco días más tarde se celebra Sant Pere. Por este motivo, en el libro se habla también de vigencia. Se analiza cómo han cambiado estas celebraciones en Palma con el paso de los años.

-Los distintos patronos también ocupan un lugar importante en las celebraciones de Palma...

-Los patronos de los gremios tuvieron mucha importancia. Su influencia hizo que también se trasladara hacia los barrios. Sant Cristòfol era el patrón de los curtidores. Tuvo su influencia sobre todo en el barrio de sa Calatrava. Al ser el conductor de Cristo, pasó a ser el patrón de todos los conductores. La festividad de Sant Pere, como es lógico, se convirtió en el patrón de los pescadores, aunque su celebración se extendió al resto de la población. La Trinitat, el auténtico prólogo del verano, era la patrana de los herreros. Estas eran las primeras fiestas de sa Gerreria, que tiene una arraigada tradición festiva.

-¿Qué proceso tiene que ocurrir para que un santo o una imagen se convierta en patrón?

-Las capelletes al carrer generaban tradición. Con el paso del tiempo, se convertían en patrón. En muchas calles de Palma se instalaron estas pequeñas capillas, que despertaron mucha devoción.

-¿Cómo llegó a convertirse Sant Sebastià en el patrón de Palma?

-Inicialmente, el patrón era el ángel protector. Todavía nos queda de él la celebración del Diumenge de l´Àngel. Sant Sebastià estaba considerado como un protector contra la peste. Era un seguro de vida, el antipeste. Desde entonces, la celebración experimentó una metamorfosis hasta la actual gresca que llena las calles del centro histórico de Palma con música, fiestas y juerga.

-Todos los años cuando arrecia el frío y empieza a llover mucha gente se cuestiona por qué no se celebra la fiesta del patrón en verano. ¿Sería asumible una celebración de Sant Sebastià en esas fechas?

-No tendría ningún sentido. La fiesta está bien como está ahora mismo. En verano ya hay fiestas más que suficientes para añadir otra más. Por ejemplo, ya existe la noche de Sant Joan que se vive también de una manera muy intensa en la calle. Aunque no es solo de Palma, el carro triunfal de Santa Catalina Tomás también es una de las grandes celebraciones.

-Estas fiestas de verano ¿han experimentado un cambio sustancial con los años?

-En las fiestas de verano siempre ha sido muy importante la participación de los ciudadanos y la concordia. Pagaban cuatro céntimos a la semana. Había un sentimiento intrínseco de que tenían derecho a fiesta porque la habían pagado. El correbou y el correfoc viene de esta fiesta de la concordia. Sacaban el buey a pasear porque era el único momento del año en que podían comerlo. Los ciudadanos eran conscientes de que tenían derecho a una tajada de buey. Era el único día en todo el año que podían tomarlo. Por eso era motivo de celebración. La coca y la música también era una parte muy importante de esta celebración. Una semana más tarde seguía la fiesta.

-La mayoría de las fiestas que se celebraban en Palma se mantienen, aunque haya cambiado el modo como se celebran ¿hay alguna celebración que haya desaparecido?

-La procesión de sa Moixeta. Tomó el nombre de su fundadora. Era la octava de la festividad del Corpus. Salía de la catedral y recorría algunas calles del recinto de la Almudaina. Una noble, del linaje Moix, donó a la Seu una obra muy importante. Como contrapartida, la octava del Corpus se hacía una procesión.

-En los últimos años ¿han aparecido nuevas fiestas en Palma sin esa base histórica?

-Con la aparición de nuevos barrios en Palma surgen fiestas sin ninguna vinculación directa con el pasado. En Son Rapinya, La Vileta o El Molinar cuentan con estas celebraciones nuevas que hace algún tiempo no existían. A cambio, desaparece la figura de la copatrona Santa Práxedes. Una de las figuras que perviven aunque ha cambiado el significado es la celebración de Tots Sants. La costumbre de regalar rosarios está a punto de desaparecer. Aunque la visita al cementerio siempre va a seguir existiendo.