Sant Joan 2024: Los ciudadanos abarrotan las playas de Palma en la noche más mágica

Miles de personas disfrutan de la fiesta en los arenales urbanos de Palma, desde Ciutat Jardí hasta Can Pere Antoni, con la comida y todos los bártulos necesarios para disfrutar

La ‘revetla’ triunfa en una velada en la que los ‘dimonis’ toman el Parc de la Mar y a la música se une un pregón de la Federación de Vecinos que llama a recuperar las plazas frente a la masificación turística

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Manu Mielniezuk

Myriam B. Moneo

Myriam B. Moneo

Miles de ciudadanos llenan las playas de Palma para celebrar en familia o rodeados de amigos la Nit de Sant Joan, la noche más mágica del año, aprovechando que mañana es festivo en el municipio. Algunos lo hacen para cumplir con un ritual de deseos y baños de mar a la medianoche y otros simplemente para compartir una cena entre amigos.

De la playa de Can Pere Antoni, por ejemplo, abarrotada de ciudadanos, sale una gran humareda de las torradoras donde se aprovechan los últimos minutos antes de la puesta de sol para prepar el ágape de la velada.

Llegan grupos de gente bien provistos de neveras, barbacoas, antorchas y todo lo necesario para celebrar la noche de la magia, del fuego y de las brujas. Tanto en Can Pere Antoni, Ciutat Jardí como en el Portitxol y el Molinar, todas las áreas de baño en Palma presentan la misma escena: playas abarrotadas y columnas de humo que invitan a unirse a la fiesta..

En el Parc de la mar a las ocho y media de la tarde se ha celebrado el correfoc infantil. Y a las diez y media se celebrará el de adultos, con un fin de fiesta musical protagonizado por el grupo Suasi i els Electrodomèstics.

La noche mágica de Sant Joan ha vuelto a triunfar un año más con las torradas en las playas abarrotadas- y la revetla en el Parc de la Mar, donde la reivindicación precedió a los correfocs con los dimonis de la ciudad. Si Aurora Picornell estuvo presente durante la actuación de Al-Mayurqa, en el pregón no faltaron las puyas contra la masificación turística, los atascos o «las piscinas ilegales que ahora se podrán legalizar». 

La presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma, Maribel Alcázar, a cargo de la lectura del pregón, clamó también porque haya paz «en Ucrania, en Palestina y en nuestra casa. El único fuego que queremos es el de nuestros dimonis». Antes recordó que el Parc de la Mar iba a ser un parking y se salvó por la movilización vecinal. Alcázar recriminó a Cort la ordenanza para regular la Zona de Bajas Emisiones -«para 2025 o el coche es de alta gama o en el centro no entra»- y llamó a recuperar las plazas, con cenas populares en contra del asedio de las terrazas. 

«Me he encontrado con un dimoni turista en una terraza en el Born, de las de a 7 euros un agua», ironizó la líder vecinal. Ante la masificación y los atascos de este verano dijo que espera que no vuelva a aparecer un representante institucional que «nos diga que nos quedemos en casa» a los residentes.

«Nunca quemaríamos una fotografía. Todos somos Aurora Picornell»

Antes, la actuación de Al-Mayurqa también estuvo trufada de reivindicación, recordando el incidente protagonizado por el presidente del Parlament, Gabriel Le Senne: «Nunca quemaríamos su fotografía. Todos somos Aurora Picornell».

Mientras tanto, las playas a rebosar. «Hemos venido pronto», decía Walter Raúl Ledesma, argentino que vive en la isla desde 1983. Como cada año haría su ritual. «Quemamos pieles de ajos y canela en rama. Es nuestra tradición y que cada uno invoque a su dios». «Sant Joan se ha convertido en una fiesta latina y me gusta». Razón no le falta ojeando el ambiente de Can Pere Antoni. A unos metros celebraban la noche mágica Delia Paco y Paola Enzinas. Las bolivianas llegaron «a las 10 de la mañana para coger sitio, y ya había gente». Antes de medianoche se iban a retirar. Hay quien trabaja el lunes festivo de Sant Joan. 

«Sant Joan se ha convertido en una fiesta latina y me gusta»

En el Portixol Marina, Charlotte y Ainara, amigas por la guardería de sus hijos, contaban que ya llevan cinco años yendo con sus familias. «Somos todos mallorquines, pero de fuera. Vascos, alemanes, valencianos, británicos…», explicaba mientras esperaban que la carne se fuera asando. «Nosotros nos hemos traído hasta el edredón», decía Marta Parejo desde el umbral de una tienda de campaña donde descansaban sus hijos, Xisco y Sara. «Nos quedamos a dormir en la barca». Su marido, Patricio Pujol, la estaba limpiando», añadía la vecina de s’Aranjassa. 

«Nos hemos traído hasta el edredón, nos quedamos a dormir en la barca», dice Marta Parejo

La diversidad de artilugios para torrar no deja de sorprender. Hay quien se llevó hasta una carretilla de obra. El grupo de Celeste Sarasa, que reía mientras cortaba tomate, zanahoria y cebolla para hacer «chorizos a la pomarola». 

Si en Can Pere Antoni no cabía ni un alma, en Ciutat Jardí «ni un alfiler», aseguraba una vecina. Por un lado, se celebraba un baby shower (fiesta de bienvenida a un bebé a punto de nacer, en este caso Marc) y, por otro, una comunión. «La de mi hijo Dylan», dice la ecuatoriana Diana Jaramillo.«A las doce de la noche vamos a soltar globos». Otra Nit de Sant Joan vuelve a hacer su magia en Palma.