Medio ambiente

Macroparques solares en Palma | Los vecinos de Son Espanyol, en pie de guerra contra las dos plantas fotovoltaicas del barrio

Las obras de una de las dos plantas fotovoltaicas proyectadas en el suelo rústico de este barrio ya han comenzado, pese a la firme oposición de los residentes a este tipo de instalaciones

Vecinos de Son Espanyol protestan en Son Magraner el año pasado. | MANU MIELNIEZUK

Vecinos de Son Espanyol protestan en Son Magraner el año pasado. | MANU MIELNIEZUK

Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

Los dos futuros macroparques solares proyectados en el suelo rústico del barrio de Son Espanyol, uno en la finca de Son Magraner de 37.700 metros cuadrados y otro en Son Ripollet de 88.700, tienen en pie de guerra a los vecinos de la zona. Hace tiempo que la invasión de plantas fotovoltaicas en la islahan activado la alerta de colectivos de residentes, payeses y ecologistas, pero la lucha particular de los vecinos en este barrio de Palma urge porque en uno de los dos terrenos, Son Magraner, ya se ha empezado a construir.

Pese a las protestas, en Son Magraner ya han empezado las obras. | AVV SON ESPANYOL

Pese a las protestas, en Son Magraner ya han empezado las obras. | AVV SON ESPANYOL / Irene r. aguado

La voz de alarma la da la asociación de vecinos de Son Espanyol, que ya ha transmitido en varias ocasiones la firme oposición de los residentes a la instalación de parques fotovoltaicos en su comunidad. «Apoyamos la transición hacia energías renovables, pero no podemos consentir que este desarrollo se realice a costa de la pérdida de nuestro valioso terreno rústico», señalan en un escrito de la entidad. Argumentan que estas tierras son «fundamentales para la identidad y la cultura del barrio», y que desempeñan un «papel crucial en la preservación de la biodiversidad y el equilibrio ambiental».

Entre las consecuencias negativas que implicará el macroparque, los vecinos destacan la «pérdida irreparable» de los paisajes tradicionales y las tierras productivas, la «degradación y desertización del suelo» que comportará la instalación de paneles solares que impedirán que la tierra pueda sostener vida vegetal y animal, y el impacto visual que generan este tipo de macroparques, que alteran «drásticamente» el «paisaje rural, la estética y el atractivo natural» de la comunidad. Además, argumentan que la cercanía de estas instalaciones a las viviendas de los vecinos genera preocupación por los posibles efectos sobre su salud, calidad de vida y bienestar.

De hecho, la asociación de vecinos de Son Espanyol forma parte de la plataforma ‘Renovables si, pero així no’, que rechaza la «ocupación indiscriminada» de suelo rústico por parte de «grandes grupos inversores que únicamente persiguen un interés financiero». «Reconocemos la importancia de las renovables para combatir el cambio climático, pero debe lograrse de manera sostenible y respetuosa con nuestro entorno rural», insisten los residentes de este barrio de Palma.

«Hay muchos vecinos que se han enterado cuando han visto el terreno de Son Magraner hecho un desierto y ahora piden manifestaciones», advierten. Desde la asociación no descartan movilizaciones para instar a las autoridades a que busquen alternativas que no impliquen la destrucción de terrenos rústicos de la zona, como utilizar superficies urbanas o industriales, o incluso integrar estas instalaciones en construcciones que ya existen.

No es la primera vez que los vecinos de Son Espanyol se oponen firmemente a la irrupción de estos macroproyectos. En diciembre de 2023 ya expresaron públicamente su malestar a este diario, como se puede ver en una de las fotografías que acompaña esta noticia, y han acudido a las instituciones en varias ocasiones, pese a que de momento no ha dado resultado: «Las obras en Son Magraner ya han empezado y el Ayuntamiento de Palma alega que no se puede hacer nada porque lo firmó el anterior equipo de gobierno, y sobre son Ripollet no nos han facilitado ninguna información acerca de su estado a día de hoy». Además, esta segunda finca linda con terrenos urbanos, y por tanto viviendas cuyos habitantes prácticamente compartirían espacio con la macroinstalación de placas solares.

Ante esta situación, los vecinos alegan una «absoluta indefensión, falta de transparencia e información», y advierten que no cesarán en sus protestas hasta que las instituciones y los promotores de estos proyectos recapaciten y den marcha atrás.

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