A pesar de las dudas sobre la rentabilidad del nuevo servicio, existen unos gastos puntuales inmediatos, y otros periódicos, que causan intranquilidad a los profesionales de los pueblos.

Comprar e instalar el taxímetro supone un coste de unos 1.200 euros. Además, se ha de elaborar un estudio económico para determinar las nuevas tarifas. En el caso de los taxis de Inca este estudio cuesta 1.800 euros a repartir entre todos los propietarios. Por otra parte, el seguro del automóvil se incrementará en un 40% aproximadamente, pues las compañías interpretan que al llevar taxímetro es un coche que hace muchos recorridos urbanos y tiene mayor riesgo de accidentes. El seguro de un taxi interurbano oscila entre 500 y 600 euros al año. Con taxímetro subirá 200 ó 300 euros más. "Además muchas compañías se niegan a asegurar taxis", afirma Alama. Ante todos estos gastos los profesionales de Inca sostienen que muchos días la recaudación es de 15 ó 20 euros. El taxista de Binissalem apunta que "hay días que se ganan sólo cuatro euros". P. C.