Lletra menuda

El vergonzoso legado de la corrupción

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en que los alcaldes y demás servidores públicos pasaban a la pequeña memoria de cada municipio por las obras públicas realizadas o, simplemente, las calles mejoradas. Y se enorgullecían de ello.

Hoy, por desgracia, demasiados de ellos son recordados por las irregularidades cometidas y los pleitos en los que se ven involucrados. Hemos pasado, en un pis pas, del orgullo a la vergüenza. Y a la preocupación por la malversación de fondos públicos en las instituciones. El caso del amaño de playas en Felanitx, que ahora se actualiza con los demoledores informes del fiscal, es una de estas cuestiones que llaman al escándalo y al esclarecimiento y depuración de responsabilidades.

En sus conclusiones, el ministerio público no deja títere con cabeza entre los siete procesados y otorga al exedil Juan Ramón Vidal y al alcalde de la época, Biel Tauler, el mayor grado de imputación por un rosario de presuntos delitos que van desde la prevaricación al aprovechamiento y las coacciones. Sobre ellos pesa la petición de cuatro y dos años de cárcel, respectivamente.

El fiscal no alberga duda de que hicieron un concurso de concesión de playas a medida del concesionario y de que en todo momento le proporcionaron información privilegiada. Es un modo de hacer las cosas que debería erradicarse de una vez por todas.

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