Lletra menuda

El castigo de las aguas aprisionadas

Portocolom | El estado de la posidonia en la bahía, en imágenes

Portocolom | El estado de la posidonia en la bahía, en imágenes / Fundación Cleanwave / R.F.

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Se han lanzado numerosas señales de alerta, los científicos documentan su valor medioambiental y las eligen para sus investigaciones, buena parte de su deterioro salta a la vista incluso para que el profano, sea residente o visitante, se percate de ello y además cuentan con distintos grados de protección y reconocimiento oficial, pero las aguas de la bahía de Portocolom siguen deteriorándose prisioneras sobre todo de la presión humana y de la condición obsoleta de sus instrumentos de control y mantenimiento. Ahora es el GOB quien actualiza y documenta el parte de quejas, reivindicaciones y peligros más inminentes.

Portocolom sufre el castigo, la condena, de ser un enclave muy peculiar de abundante identidad medioambiental, aprisionado por la alta presión humana, el uso disforme de su litoral y las rutinas que tienen el vicio de convertir las carencias y abusos en algo habitual, como si fuera natural. También es el triste reflejo privilegiado, turbio por supuesto, de la sobreexplotación que flagela a buena parte de la costa mallorquina. Los influencers y la promoción turística que el Consell dice ahora amortiguar siguen encaprichándose con el Caló del Moro. Deberían fijarse con la misma proporción en Portocolom para inculcar la conciencia de que los excesos se pagan y, si se vuelven reincidentes, pueden estancarse de forma irreversible. Una pérdida colectiva en toda regla.

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