Opinión

Arrasate es de poco pico y mucha pala

Jagoba Arrasate, durante la presentación en Son Moix.

Jagoba Arrasate, durante la presentación en Son Moix. / MANU MIELNIEZUK

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

Uno de los grandes elogios que recibió el gran Héctor Cúper cuando llegó al banquillo del Mallorca fue pronunciado por el legendario periodista José María García, que hizo un juego de palabras sobre lo que representaban algunos de los entrenadores argentinos que llegaban a la Liga española. «Este es todo lo contrario que muchos de sus colegas, tiene poco pico y mucha pala». Jagoba Arrasate no es de Chabas, sino de Berriatua, un pequeño pueblo de Vizcaya, pero es un símil muy válido para describirle.

Los resultados, como siempre en el fútbol, son los que mandarán, pero da la impresión que el nuevo técnico de los bermellones encajará a la perfección en la idiosicrasia de Mallorca y entre el mallorquinismo. Es de perfil discreto, una forma de definirle mucho más rigurosa que decir ‘bajo’, y no creo que durante la temporada vaya a dar muchos titulares tribuneros, pero le han contratado para que el club siga creciendo en Primera. Y este es el matiz importante.

Dice que quiere un equipo «vertical y valiente», y que aspira a que la afición «se vaya contenta a casa» tras los partidos. Es toda una declaración de intenciones, aunque quizá lo único que baste es ganar partidos, sin más. Arrasate alabó el nivel de la actual plantilla a un metro de su nuevo jefe, Pablo Ortells, que no ofreció la renovación a Aguirre porque considera que se pudo hacer mucho mejor la temporada anterior.

Una de las misiones del ex de Osasuna será recuperar la mejor versión de Larin y Darder, los dos fichajes más caros de la historia del club y que estuvieron lejos de las expectativas generadas el verano pasado. Ahora ya no podrán culpar a la pizarra del mexicano, por supuesto. Es evidente que deben llegar refuerzos que eleven la calidad de lo que hay, pero se perciben muchas ganas de ver a este nuevo Mallorca de Arrasate. Y habrá tiempo porque tres años son muchos.

Suscríbete para seguir leyendo