Adiós a la sandía: los expertos piden a estas personas dejar de consumirla

La fruta más consumida durante el verano conlleva un riesgo para los que padecen esta enfermedad

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Bernardo Arzayus / C. Capó

Cada verano, en España se disfruta de una de las frutas más refrescantes y populares: la sandía. Esta fruta no solo es ideal para combatir el calor y las altas temperaturas propias de la temporada estival, sino que también se distingue por sus propiedades depurativas, beneficios para el cerebro y capacidad protectora del corazón, según señala la Fundación Española del Corazón (FEC).

Si bien no existen peligros asociados a ella ni a su consumo, si sufres alguna de las siguientes condiciones deberías dejar de consumirla. Se considera que una porción moderada de sandía equivale a dos tazas (aproximadamente 300 gramos). Esta cantidad aporta nutrientes necesarios sin exceder los límites recomendados.

El precio de las sandías se duplica en el último año.

El precio de las sandías se duplica en el último año. / ÁLEX ZEA

Personas deben evitar su consumo

Entre aquellos que deberían evitar o reducir la ingesta de sandía en España, se encuentran las personas con diabetes. Esto se debe al contenido natural de azúcar presente en la sandía. En estos casos, es preferible consumir la sandía en su estado natural y no en forma de zumo, ya que al licuarla se pierde la fibra, lo que facilita una rápida absorción del azúcar y eleva el riesgo de experimentar picos de glucosa en la sangre:

  • Contenido de potasio: su alto contenido de potasio puede ser perjudicial para personas con enfermedad renalhipertensión o en hemodiálisis. Un consumo excesivo de potasio puede aumentar los niveles de este mineral en la sangre, lo que puede provocar problemas cardíacos o renales.
  • Riesgo de intoxicación por nitratos: en algunos casos, la sandía puede contener altos niveles de nitratos, especialmente si se cultiva en condiciones inadecuadas. Los nitratos pueden ser convertidos en nitritos por bacterias en el cuerpo, lo que puede provocar una intoxicación, especialmente en bebés y niños pequeños. Los síntomas de intoxicación por nitratos incluyen vómitos, diarrea, mareos y debilidad.