Defenestración en Palma

La familia del joven que murió tras ser arrojado por una ventana en Palma: «Ella es cómplice del asesino de Diego»

La familia de Diego Rodríguez Ferrero, de 28 años, considera que aún hay cabos sueltos en la investigación por la trágica muerte del joven, tras arrojarle por la ventana de un segundo piso de una casa okupada de Palma. La versión oficial apunta que el autor material sufrió un ataque de celos de su expareja. Ellos creen que el crimen lo planificó con ella

Entrada de la casa okupada de la calle Can Españya desde donde fue arrojado Diego a la callle.

Entrada de la casa okupada de la calle Can Españya desde donde fue arrojado Diego a la callle. / L.MARINA

Lorenzo Marina

Lorenzo Marina

Diego Rodríguez Ferrero, de 28 años, no pudo superar la gravedad de las lesiones después de que un hombre le arrojara a primera hora de la mañana del pasado 5 de mayo por la ventana de un segundo piso de un inmueble okupado en Can Espanya. Después de un mes en coma, falleció el pasado 5 de junio en Son Espases. El presunto autor material está en prisión provisional sin fianza por homicidio. Sin embargo para la familia de Diego todavía hay muchos cabos sueltos en la trágica muerte del joven. Cuestionan el papel de la joven a la que acompañaba y que le condujo a la vivienda. «Ella es la cómplice de su asesino», subraya su primo Valentín.

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Policías conducen detenido al juzgado al presunto autor del crimen de Diego. / DM

Diego había conocido a la joven momentos antes y le invitó a subir a su casa. Una segunda planta de un edificio okupado en la angosta calle Can Espanya de Palma . Una travesía de Vía Sindicato. Ella supuestamente le había advertido de que allí estaba su expareja, pero que ya no tenían relación sentimental alguna.

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El joven fallecido, Diego Rodríguez Ferrero. / D.M.

De acuerdo con los testigos, al poco tiempo de que Diego entrara en la vivienda okupada, se desató el infierno. Sobre las siete de la mañana del pasado 5 de mayo, El presunto homicida salió furibundo de su habitación y la víctima apenas pudo acertar a defenderse. El estruendo era perfectamente audible por todo el inmueble.

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Flores depositiadas en recuerdo de DiegoL tras su fallecimiento después de ser arrojado al vacío desde un segundo piso. / LMARINA

Cadenazos en los brazos

«Él salió y le empezó a golpear con una cadena en los brazos. No era la primera vez que él hacía algo así con los chicos que ella subía», subraya Valentín. De acuerdo con su versión, su violento comportamiento no era fruto de un ataque de celos, sino que se trataría de algo planificado con la intención de robarle sus pertenencias.

«Diego solo pudo poner los brazos para cubrirse la cara. Pero él le daba con la cadena en los antebrazos. Fue entonces cuando se fue a la ventana a pedir auxilio. Entonces él le hizo la carretilla y le lanzó de cabeza contra la calle», precisa este familiar. El impacto contra el suelo fue brutal. El joven sufrió un fortísimo traumatismo craneoencefálico y quedó en coma. Ya no volvería a salir de esta situación. Cuando había transcurrido n mes, el 6 de junio, se certificó su defunción en el hospital.

A la familia de Diego le enerva que la pareja del presunto autor del homicidio no esté procesada por este motivo e instan a la Policía a que averigüe sus antecedentes por hechos similares. « A nosotros nos han dicho en la okupa que lo que le ocurrió a mi primo no era algo aislado. No era la primera vez que ocurrían hechos violentos con los chicos que ella llevaba», recalca. En esta ocasión, d esde el trágico suceso, la joven no ha vuelto a aparecer por la casa okupada de la calle Can Espanya.