Ya dijo Tuni durante toda la semana pasada que hacía dos años que no jugaba de delantero y que debería adaptarse. Y aunque sonara a excusa por si las cosas no le salían bien en el partido ante el Deportivo, parece que el de Sóller no estaba seguro de sus posibilidades como estilete de ataque con Okubo.

Empezó el encuentro algo perdido, como si buscase su sitio sobre el césped de Son Moix. Desde que regresó de su cesión al Salamanca, Tuni había jugado con la elástica bermellona de interior izquierdo e incluso de lateral por esa misma banda. De hecho, su primer partido como titular en la máxima categoría del fútbol español fue en Mestalla la temporada pasada y jugó como defensa, un partido en el que el Valencia ganó a los isleños por dos a cero en el inicio de la crisis de los de Cúper.

Siempre había jugado de delantero desde las categorías inferiores del equipo de su localidad natal y ya posteriormente en el juvenil rojillo, Ferriolense, Mallorca B y en el Salamanca. Sin embargo, en el encuentro de ayer, por momentos, parecía que se le había olvidado jugar en punta. El balón no pasaba por sus botas, ya no sólo para rematarlo hacia la portería defendida por Molina, sino para buscar paredes con sus compañeros de ataque.

Destellos

A medida que fueron pasando los minutos y se fue asentando en el campo, sí que se vio algún destello de la gran calidad que atesora el futbolista de 23 años. Tras marcharse por velocidad de algunos jugadores de la defensa gallega, asistió al argentino Peralta en una buena ocasión si el sudamericano hubiera dirigido mejor su disparo. La acción de Tuni era una gota de agua dentro del desierto que parecía el aspecto ofensivo bermellón, pero fue secándose poco a poco hasta que fue sustituido en el minuto 80.

Poco antes, en el minuto 68, realizó una gran acción individual en la que regateó a varios adversarios y cedió el balón a Farinós, que chutó a puerta sin fortuna. El del Valle de los Naranjos, como siempre, se mostró voluntarioso y con ganas de aportar a su equipo, pero apareció menos en el juego de lo que a buen seguro él mismo hubiera deseado.

Tanto Okubo como el propio Tuni no cuajaban en el sistema táctico de un Mallorca que utilizaba un fútbol directo propio de delanteros más grandes y físicos.

El equipo hacía un tipo de futbol que los encargados de materializar el peligro no podían aprovecharse, porque su velocidad y su calidad técnica individual apenas se dejaron notar en Son Moix. La defensa gallega se encargó de neutralizar cualquier atisbo de peligro del Mallorca, en el que Tuni, a pesar del partido de ayer, seguro que seguirá siendo importante en el esquema de Cúper.